Tras "The King of Pigs" (2001) y "The Fake" (2013), dos largometrajes de animación dirigidos al público adulto que exploraban temas controvertidos alrededor de la naturaleza humana y la sociedad (el bullying y la opresión y las sectas y pseudorreligiones, respectivamente), Yeon Sang-ho nos sorprende nuevamente y gratamente con una película animada de zombies que, a la vez que atiende a las dosis de terror y convenciones propias del género, va más allá para proponer una reflexión sobre las desigualdades sociales y la alienación de la sociedad respecto a los segmentos más débiles y maltratados, a la vez que alude a las demandas de mayor democratización de Corea. Con la cuestión social de fondo, el realizador propone una película intimista y vibrante sobre zombies en un formato, el de la animación, en el que no estamos habituados a ver este tipo de películas.
La película muestra cómo Suk-gyu busca desesperadamente a Hye-Sun, una joven que escapó tempranamente de su casa y ahora vive con el blandengue Ki-woong. Cuando uno de sus contactos la localiza, su alegría se transforma en shock cuando ve que trabaja como prostituta en el centro de Seúl, y decide hacerse pasar por cliente para encontrarla. Pero justo cuando va a producirse el deseado encuentro, el pánico se desata cerca de la Estación de trenes de Seúl. El lugar está muy concurrido por los sin-techo de la capital, y cuando uno de ellos, que había muerto a lo largo del día, resucita y empieza a atacar y a alimentarse de los otros marginados, la epidemia zombie se extiende como el fuego por toda la capital.
No es en el gore - inexistente, pues el realizador sugiere más que muestra - donde reside el auténtico terror de la cinta, sino en las circunstancias sociales donde se desarrolla. La trama presenta un tono intimista allí donde se desarrolla la tragedia personal de Hye-Sun, verdadero marco donde Yeon Sang-ho plantea de forma crítica, en ocasiones con un exceso de verbalización sobre lo que ya muestra la película misma, la situación de desigualdad en que la mujer vive en Corea y el abandono y desprecio que deben sufrir las clases más desfavorecidas, olvidadas y ninguneadas por las autoridades administrativas y militares. En cambio, el largometraje deviene realmente frenético e intenso en las escenas protagonizadas por los zombies, una auténtica marea de monstruos que en animación adquieren un aspecto realmente perturbador.
La animación 2D está en efecto bien resuelta en general en el caso de los protagonistas principales, y transmite una intensa sensación de ferocidad a las hordas de zombies. En cualquier caso, desde el punto de vista de un animador, la satisfacción no es completa, puesto que se descuidan detalles, como una correcta animación del cabello de la protagonista, o se hace utilización de bucles de forma muy aparente y también se abusa de los espacios vacíos en una ciudad que debería estar en pleno caos y sometida a múltiples ataques en pleno inicio del apocalipsis zombie, como se ve más adecuadamente en la película de imagen real que relata los eventos posteriores a la infección: "Train to Busan".
Visualmente la película está bastante lograda, logrando transmitir convincentemente la situación de caos y tensión que se está generando en la capital. El diseño de los personajes, realistas pero respetando el estilo propio de la animación 2D es bastante acertado, y en cuanto a los zombies, pocas veces se han visto no muertos tan terroríficos en un largometraje de animación y sin necesidad de mostrar exceso de vísceras y sangre.
Lo mejor: haber llevado el género zombie a la animación para realizar una película inteligente que va más allá del gore.
En contra: la animación no es todo lo rica que se hubiera deseado en una película de zombies.
La fuerza que le falta en cuanto a ritmo a "Seoul Station" es precisamente la que muestra la enérgica "Train to Busan", la película que antecede a aquélla aunque revela hechos posteriores a los desarrollados en "Seoul Station", y que significa la primera incursión de Seon Yang-ho en la imagen real. La crítica social se atenúa en "Train to Busan", aunque sigue presente, y se desarrolla una historia en que se ponen en juego los vínculos familiares a través de las vicisitudes de un padre y una hija que se encuentran en un tren justo cuando se acaba de iniciar la infección zombie en las inmediaciones de la estación, y que tendrán que luchar por su supervivencia junto (o a pesar de) los otros viajeros del tren. La película aporta un ritmo vibrante que no tiene pausa y un soplo de aire fresco a las películas de zombies, haciendo un buen uso de los personajes y dejando con cada situación planteada el corazón en un puño y, de nuevo, sin necesidad de abusar de la truculencia.
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