Estar entre los nominados a los premios de la Academia es un sueño para aquellos que han dedicado todo el esfuerzo que supone sacar adelante un proyecto cinematográfico en España. Al menos así lo están viviendo Alan Carabantes y Marc Briones, los artífices de “Darrel”, que opta a Mejor Corto de Animación en la 31ª edición de los Premios Goya. El primer cortometraje de estos dos jóvenes creadores polifacéticos ha sido una auténtica carrera de fondo que, vista la buena acogida y el reconocimiento que se le ha dado en distintos festivales a lo largo de 2016, ha merecido la pena.
Antes de terminar el año y de que se aproxime más la esperada Gala, hemos tenido la oportunidad de charlar con ellos y, de su mano, conocer mejor este prometedor proyecto.
Antes de terminar el año y de que se aproxime más la esperada Gala, hemos tenido la oportunidad de charlar con ellos y, de su mano, conocer mejor este prometedor proyecto.
De la escuela a los Goya
¿Qué posibilidades podría desencadenar un cruce de miradas en el metro? ¿Seríamos capaces de superar nuestras inseguridades para averiguarlo si nos viésemos en esa situación? De este planteamiento surge “Darrel”, un divertido cortometraje realizado en 3D y protagonizado por un tímido camaleón que no querrá perder la oportunidad que se le presenta en un encuentro imprevisto. Un bonito proyecto que surgió en el contexto de una escuela de animación y que, sin que tampoco sus autores pudieran preverlo en un principio, fue creciendo hasta convertirse en lo que es hoy.
Alan Carabantes y Marc Briones se conocieron realizando el curso de Modelado, Animación y Narrativa en Pepe-School-Land. Daniel Martínez Lara, veterano profesional que en 2016 obtuvo el Goya al Mejor Corto de Animación por “Alike” junto a Rafa Cano, es el fundador y director de esta escuela localizada en Barcelona. “Al terminar el curso Dani nos dio la oportunidad a varios alumnos de seguir trabajando en un espacio de coworking que acababan de inaugurar para preparar nuestra demo reel o nuestros proyectos personales”, nos explicaba Briones, que habiendo trabajado antes como diseñador partía de un perfil multidisciplinar. De hecho, ese espacio de trabajo compartido fue el entorno perfecto para que se reuniesen distintos talentos y se fomentase la creatividad que dio lugar a proyectos como “Darrel”. Como Carabantes recuerda: “allí había personas con un perfil más técnico, otras con uno más artístico…entre nosotros nos complementábamos y no preguntamos, ¿cómo podemos aprovechar que tú sabes más de esto y yo sé más de lo otro?”. Así, la idea de hacer un ejercicio conjunto de animación para mejorar su reel terminó derivando en un proyecto de corto cada vez más ambicioso.
Ante los reconocimientos que ha recibido “Darrel” desde que presentaron el corto en junio de este año y, sobre todo, tras la reciente nominación a los Premios Goya, Alan Carabantes y Marc Briones se confiesan felices y sorprendidos: “Es algo demasiado grande que no te imaginabas que pudiera pasar tiempo atrás. Creo que aún no llegamos a darnos cuenta de todo lo que significa”.
Marc Briones (izda.) y Alan Carabantes (dcha.) recogieron el Premio al Mejor Corto de Animación por "Darrel" en la última edición del Festival de Sitges. |
Dar con la historia
Marc y Alan hicieron buenas migas desde el principio, y eso se nota. Según nos confiesan, ambos son personas perfeccionistas, que comparten un sentido del humor particular, pero con diferencias de carácter que también hacen que se complementen. A la hora de plantear el corto precisamente les preocupaba que esa afinidad pudiera dar lugar a una historia no demasiado comprensible para aquellos ajenos a su entorno. Por ello dedicaron un año entero a su preproducción hasta dar con un relato y unos personajes que funcionasen. Durante ese tiempo, experimentaron distintas ideas y formatos que, confiesa Carbantes, “aunque a nosotros nos gustaban, al resto de la gente no les terminaban de convencer porque era un humor demasiado interno, de Marc y mío. Nos llevó mucho trabajo pulirlo hasta crear una historia con un hilo argumental que aguantase de un principio a un final, que fuese comprensible y no generase demasiadas preguntas”.
En esta primera fase del proyecto, se preocuparon mucho de escuchar las opiniones de unos y otros para no perder la objetividad, algo que, metidos en faena, no siempre resulta fácil. “Muchas veces cuando estás trabajando en ello te pierdes en los aspectos que dominas más, en el diseño, el 3D… y son como tu ‘cueva de la felicidad’. Por suerte teníamos gente alrededor que nos recordaba que, al final, la historia es más importante que el render o el aspecto visual. Puedes creer que si tienes un diseño más bonito el corto es mejor, pero eso es un error. Si el corto no se comprende, lo ve tu madre y no lo entiende, es que algo estás haciendo mal”, reflexiona Briones.
La generación de la historia final que podemos ver en “Darrel” ha supuesto todo un ejercicio para equilibrar la intención y el gusto personal de los dos directores y el feedback del entorno (compañeros, profesionales y personas ajenas al mundo de la animación). “Hemos hecho una pieza pensando en que pueda gustar al resto de gente, pero partiendo de una base completamente nuestra. El primer objetivo era hacer algo que nos convenciese a nosotros. No queríamos una historia demasiado infantil o trillada. Queríamos dar con algo original”, nos dice Carabantes. En este sentido, el humor es el ingrediente fundamental. Según nos cuentan, muchos de los gags surgieron durante la marcha, a partir de bromas que Alan y Marc se gastaban entre sí y que, de repente, parecían encajar perfectamente en la trama: “la historia tiene mucho de nosotros y de nuestro humor. Nosotros también somos un poco Darrel”.
Tras ese primer año de preproducción, la producción del corto supuso un año y medio más de intenso trabajo. Eso sí, de trabajo en equipo. Aunque en un número limitado (entre diez y quince personas en las últimas etapas), la química entre los compañeros ha sido, según los directores, uno de los aspectos más positivos de la creación del corto. Y es que ellos, además de la dirección, se han hecho cargo del diseño, la animática 2D, el layout, el modelado, el texturizado, la animación y la composición, pero contando con la inestimable colaboración de otros colegas, especialmente en la parte de animación y renderizado cuando se acercaba peligrosamente la fecha de la presentación del trabajo a los festivales Summa 3D y Mundo Digitales, donde pudo verse por primera vez.
El apoyo de Daniel Martínez, que produce “Darrel”, y Rafa Cano, ha sido un gran valor para estos jóvenes: “Ellos nos ayudaban a poner los pies sobre la tierra y a darnos cuenta de cuáles eran los principales errores que estábamos cometiendo. Siempre nos decían que teníamos que pensar el doble para trabajar la mitad y hacer una genial utilización de los recursos disponibles. Es decir, que no se trataba de solucionar los problemas añadiendo más cantidad de personajes y escenarios, sino con ingenio. Es mejor hacer una pieza mucho más discreta, pero que realmente transmita algo original o, sencillamente, que tenga una esencia distinta, que no intentar maquillar eso con cosas que llenan la vista pero que al fin y al cabo no cuentan nada”.
Los retos técnicos
Además de tener que jugar con los recursos disponibles, preguntamos a Alan y Marc qué dificultades a nivel técnico han tenido que superar a lo largo de la aventura de dar vida a “Darrel”. Al ser su primer corto, nos cuentan, “uno de los mayores retos es que ninguno éramos expertos en la materia que estábamos teniendo como responsabilidad en el corto. Ni los que animábamos éramos animadores consagrados, ni los riggers eran especialistas en eso. Pero entre todos investigábamos los fallos que iban surgiendo y aportábamos soluciones. Aprendimos mucho por el camino”.
A lo largo de ese proceso hubo, necesariamente, mucha prueba y error, pero gracias a ello llegaron a resultados más que válidos. Como ejemplo, mencionan el reto de crear una cohesión entre el diseño de los personajes y el escenario: “al principio teníamos unos escenarios más realistas y arquitectónicos, pero vimos que no casaban bien con nuestros personajes de proporciones un poco caricaturales. El lograr unos diseños que no pareciesen importados de dos cortos distintos fue una pelea que arrastramos durante bastante tiempo y, al final, optamos por un modelado más timburtiano, que nos encajaba mejor”, explica Carabantes. También tuvieron que pelear con las texturas para “no perdernos en el hiperdetalle”, comenta Briones. “Era muy fácil terminar excediéndose en los detalles del entorno pero, entonces, los personajes tendrían que tener también ese nivel de detalle, y no queríamos algo tan hiperdetallista como, por ejemplo, ‘Rango’. Hubo un momento en el que estábamos llegando a eso y tuvimos que frenar”.
Encontrar el ritmo adecuado fue otro de los desafíos del proyecto, “porque al final es tentador encapricharse con un gag y querer explicarlo tanto para que se entienda que, sin darte cuenta, estás ralentizando la historia demasiado. Es muy fácil perder la visión global y centrarse sólo en una parte del corto. Y es importante, pero también difícil, mantener esa visión de conjunto y una distancia objetiva durante el proceso”, afirma Alan Carabantes.
Pero, si tuviesen que destacar una dificultad técnica que les hizo pasar más de una noche en vela, esa sería el renderizado de todo el material que iban terminando de animar. Después de probar un primer motor que no se ajustaba a sus requerimientos de plazos, optaron por utilizar Cycles, el motor de render incluido en Blender, programa de código abierto que han utilizado para toda la producción del corto: “de esa forma iba a ser más sencillo porque nos ahorrábamos el paso de conversión de un programa a otro. Un punto positivo añadido es que, si algo fallaba, teníamos el apoyo de la comunidad de Blender, además del de Dani, que es un experto en el tema”. Gracias, también, a poder contar con las máquinas de Pepe School y a la incorporación de nuevos miembros al equipo en ese momento, lograron llegar a la fecha marcada: “la ayuda de Marc Alloza y del equipo que él coordinó para la iluminación, render y composición (Elena, Sancho, Eva…) fue vital para poder terminar el corto”.
Más allá de la 'Alfombra roja'
Echando la vista atrás, tanto Marc como Alan reconocen que estos dos años y medio de trabajo han sido duros, una etapa de verdadero esfuerzo en la que han tenido que renunciar a muchas cosas, pero que ya está dando sus frutos. Aunque, como señala Briones, “cuando estás en ello tampoco sabes si va a valer la pena. Pero lo haces porque es lo que te gusta y porque es lo que crees que tienes que hacer en ese momento”.
Inmersos ahora en un nuevo proyecto, como parte del equipo de animación de Ilion Animation Studios para la película de Paramount Pictures “Amusement Park”, siguen sorprendiéndose cuando, cada poco tiempo, reciben buenas noticias acerca de "Darrel", como esta reciente nominación a los Premios Goya. Como ellos mismos reconocen, “hemos empezado un poco al revés, con un proyecto propio en lugar de comenzar con uno ajeno”.
Ahora, ilusionados con lo que tienen entre manos y satisfechos con la buena acogida de su primer corto, esperan con los inevitables nervios la decisión de la Academia el próximo 4 de febrero de 2017. Resulte como resulte, la valoración de "Darrel" es del todo positiva. Además de permitirles superarse y construir un auténtico equipo de trabajo, les ha abierto las puertas a nuevos proyectos profesionales y les ha servido para reconfirmar la vocación que ambos sienten por la animación. ¿En un futuro veremos otra producción dirigida por Marc Briones y Alan Carabantes? De momento no tiene planteado otro proyecto personal, pero “después de ‘Darrel’ el gusanillo está ahí y, en el fondo, sabemos que tenemos que volver a hacer algo nuestro en algún momento”.
Mientras tanto, les reiteramos nuestra enhorabuena. Y sí, comprobamos que un cruce de miradas en el metro es capaz de cambiarte la vida.
“Darrel”
Corto, animación 3D
Año: 2016
Nacionalidad: Española
Dirección: Alan Carabantes Person,
Marc Briones Piulachs
Producción: Daniel Martínez Lara
Duración: 3 minutos
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