La película fue la tercera y última del sello "Animerama", una compilación de películas de corte erótico que había iniciado Osamu Tezuka desde su estudio Mushi Production, aunque en su caso no contó con la participación de Tezuka, que dejó el estudio en los inicios de la producción, y fue concebida y dirigida exclusivamente por su cofundador, Eiichi Yamamoto, que hasta entonces se había limitado a dirigir las dos anteriores. Sin embargo, la película no logró ser entendida por la crítica ni por el público, y sus malos resultados condicionaron las dificultades económicas que llevaron a la bancarrota de Mushi Production. Ha sido con posterioridad cuando la película se ha convertido en objeto de culto y ha obtenido el reconocimiento que merecía.
Eiichi Yamamoto escribió el guión inspirándose en la novela de 1862 "La Sorcière" (en torno al personaje de Juana de Arco) del historiador francés Jules Michelet. Del mismo modo, la película se articuló como una historia de resistencia frente al feudalismo y la intolerancia religiosa que comienza con la violación de la protagonista, Jeanne, en su noche de bodas, por parte del señor feudal (instigado por su esposa) y sigue con todo tipo de injusticias y abusos que el poder local inflige a la pareja; mientras el marido se instala en la congoja y la inacción, Jeanne acepta la ayuda de un demonio que la aconseja y la ayuda a salir adelante, no sin sacrificio personal. Así, cada vez que Jeanne consigue levantar la cabeza y progresar, incluso ayudando al pueblo, sufre un nuevo abuso que la obliga a solicitar nuevamente la ayuda de su demoníaco protector, sumiéndose cada vez más en un remolino que terminará conduciéndola a un destino trágico.
La película tiene un tono bastante más serio que el de las dos películas precedentes, más humorísticas, y de hecho plantea una historia muy amarga, que remueve conciencias y deja poco lugar a la comicidad, aunque ésta existe también en algunos tramos del metraje (como en la aparición del pequeño espíritu fálico o el erótico-festivo evento orgiástico en la cueva del bosque).
La historia de "Belladonna of Sadness" constituye un verdadero manifiesto de reivindicación feminista (en la tradición de la "Lisístrata" de Aristófanes, donde el sexo es instrumento de la liberación y la lucha de la mujer) en que la protagonista, lejos de ser el sexo débil, es el carácter fuerte que es capaz de sacrificarse y plantar cara frente a los abusos de los poderes patriarcales, en contraposición al hombre/marido que frente a las dificultades se arredra, no actúa e incluso la traiciona, reaccionando tan solo cuando ya es demasiado tarde. Mediante su sacrificio y su lucha es la mujer la que finalmente consigue levantar al pueblo, especialmente a las demás mujeres, y combatir la injusticia del poderoso.
Lo más notable de la película - que desde luego, no es nada comercial - es su original narrativa y el carácter transgresor de su planteamiento visual. Fue la película en que Eiichi Yamamoto encontró mayor libertad expresiva tras el abandono de Osamu Tezuka, quedando al cargo del guión y de la dirección sin más restricciones que las que él mismo pudiera ponerse, y parece que no se impuso ninguna. Todo el metraje está cargado con una psicodélica y sofisticada imaginería desatada, basada en ricas ilustraciones de gran belleza realizadas mediante aguadas y tintas, y muy influenciadas por el art nouveau y especialmente el estilo de Aubrey Beardsley, Gustav Klimt o Egon Schiele, que se ponen al servicio de la narración bien sea en forma de ilustraciones panorámicas que se desplazan por la pantalla o mediante secuencias animadas que a veces surgen como por encanto de las ilustraciones mismas, creando una sensación ensoñadora e hipnótica que se ve potenciada por la banda sonora. Todo ello hizo de "Belladonna of Sadness" una de las películas animadas más a contracorriente y artísticamente innovadoras de su tiempo.
Con esta película, Eiichi Yamamoto se desmarcó claramente del estilo Disney, predominante en la época, pero también de las propias películas animadas japonesas de la época, más influenciadas por el gigante americano. Por cierto, hay una secuencia donde la protagonista Jeanne recuerda mucho a Maléfica, el hada mala de La Bella Durmiente de Disney, producida 14 años antes, si bien la comparación sirve aquí para destacar la distinción:
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