La película ganadora del Premio Cristal de Annecy 2017, que se proyectó en el pasado Festival de Cine Fantástico de Sitges, demuestra una vez más la poderosa habilidad del realizador de "Mind Game" para sorprender al espectador con el estilo totalmente libre que aplica tanto a la animación como en lo insólito de sus historias. En esta ocasión el director japonés nos presenta una nueva obra maestra que propone apartar los prejuicios para ser feliz.
"Lu Over the Wall" se desarrolla en un pequeño pueblo marítimo llamado Rocasombra donde prácticamente no se concibe otro trabajo que no tenga que ver con la pesca. En este ambiente vive Kai, un joven apasionado de la música que se encuentra deprimido y totalmente fuera de lugar a pesar de que cuenta con algunos compañeros que le admiran por los temas que es capaz de componer ... hasta que un día gracias a su música conoce a una pequeña sirena llamada Lu que revolucionará su vida y progresivamente la de todos sus vecinos, a pesar de que las sirenas levantan temores entre muchos de los habitantes del pueblo, convencidos de que aquéllas presagian desastres y de que son responsables de algunas desapariciones.
Poderosamente emocional y asentada en una formalidad narrativa más evidente que en "Mind Game" o en la más reciente "Night is Short, Walk on Girl", la nueva propuesta de Masaaki Yuasa desarrolla una genial película de aventuras y amistad adolescente para convencernos, siempre con humor y a través de un personaje tan entrañable como la sirena Lu, de que es imprescindible apartar las sombras que proyectan todo tipo de prejuicios (prejuicios contra lo diferente, prejuicios porque otro es mejor que uno mismo...) si se aspira realmente a ser feliz. En este sentido, el realizador nipón utiliza el mundo submarino como una metáfora que nos llama a estar dispuestos a descubrir siempre con una actitud abierta lo que yace debajo.
Igualmente, la música y el baile son contemplados por Masaaki Yuasa como la máxima expresión de esa actitud abierta en cuanto conllevan un acto de soltarse, de dejarse ir.. y de olvidar así los prejuicios y las preocupaciones que nos atenazan. De este modo, es así que esta forma de expresión convierte la película en un canto al poder sanador, socializador y reivindicativo de la música.
Si existe una musa de la animación está claro que ésta tiene preferencia por poseer el alma y la mano de Masaaki Yuasa de forma absoluta. El modo en que el realizador exprime todas las posibilidades de la animación de un modo que a veces parece caprichoso y caótico, pero que en el fondo está empleado con todo el sentido, no hace más que confirmar la genialidad de un hombre que es capaz de crear en 2D increíbles planos secuencia en que toda la escena gira y se revuelve con una maestría pasmosa y acto seguido combinarlos con animaciones en bucle cargados de comicidad y dulce alegría. La belleza de las imágenes creadas para la película y la libertad aplicada a la animación conforman pura poesía que nos recuerdan porqué es capaz de llegarnos a gustar tanto la animación que proviene de Japón, y en especial de un creador tan original y rompedor como Masaaki Yuasa.
Lo mejor: la bellísima secuencia en que Kai es arrastrado por Lu al fondo del mar.
En contra: el infantilismo de ciertas escenas podría echar para atrás a algún purista del cine más serio
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