El acuerdo incluye la mayor parte de los canales de cable del conglomerado, además de los estudios de cine - Twentieth Century Fox, Twentieth Century Fox Animation, Fox Searchlight Pictures, Fox 2000 y Blue Sky Studios - y televisión - Twentieth Century Fox Television, FX Productions y Fox21. De este modo, las franquicias que pasan a manos de Disney incluyen Avatar, Alien, los derechos sobre el episodio IV de Star Wars, Expediente X, así como los personajes de Marvel que hasta ahora pertenecían a Fox, como los Cuatro Fantásticos, Deadpool y los X-Men que sin duda entrarán a formar parte del Marvel Cinematic Universe. En cuanto a títulos de animación se refiere, Disney se hace con series como Los Simpsons, Futurama, Padre de Familia, Padre made in USA, The Cleveland Show o Bob's Burgers, y franquicias cinematográficas como Anastasia, Rio y La Edad de Hielo.
Por otra parte, el acuerdo amenaza la supervivencia de Hulu, sobre todo porque Disney está preparando una plataforma de streaming que competirá directamente con Netflix o HBO. La adquisición de 21st Century Fox hará que Disney se convierta en la accionista mayoritaria de Hulu con el 30% del accionariado que estaba en manos de Fox, lo que convertirá a este servicio en un extraño competidor para su propia plataforma de streaming, que tenía previsto lanzar en 2018 o 2019. En ese servicio los usuarios contarán con contenido exclusivo de Disney o Pixar que no estará disponible como hasta ahora en Netflix, aunque este servicio sí que seguirá pudiendo distribuir contenidos de las franquicias de Marvel y Lucasfilm como parte de un acuerdo de varios años al que llegaron hace tiempo ambas empresas. Algunas voces apuntan a que si finalmente se autorizara el acceso dominante de Disney a este mercado los consumidores acabarían pagando más por los servicios de streaming, puesto que muchos contenidos sólo podrían verse en los servicios de Disney por mucho que Netflix crezca.
En cuanto a la generación de contenidos de entretenimiento, y específicamente por lo que respecta a la producción de animación, el último movimiento de Disney reduce a cinco (Disney, Warner Bros., Universal, Sony y Paramount) el número de grandes estudios que se hacen competencia, al dejar a Fox fuera de la producción de cine y televisión. La competencia es siempre favorable como acicate para incentivar la creatividad y la generación de nuevas ideas, y en este sentido no es buena noticia que uno de los grandes competidores quede apartado de la ecuación. De hecho, el sindicato de guionistas del oeste de América ha expresado ya su preocupación por la absorción, diciendo que el acuerdo dañará a la comunidad creativa de Hollywood. A nadie se le escapa además que Disney es muy celoso de respetar unas líneas narrativas muy específicas que no dejan mucho margen para la experimentación, como lo atestigua el hecho de que Chris Miller y Phil Lord fueran recientemente apartados de la dirección del spin-off de Han Solo en la formulación de la saga Star Wars.
Por otra parte, ¿qué pasará con los estudios Twentieth Century Fox Animation y Blue Sky? Todavía no se ha dicho nada sobre este aspecto pero sí que se ha dado a conocer que Disney prevé recuperar unos dos billones de dólares de la operación de adquisición reduciendo costes sobre aquellas partes de negocio en las que se producen solapamientos, y desde este punto de vista, la continuidad de ambos estudios supondría añadir dos estudios de animación a una corporación que ya dispone de los propios estudios de Walt Disney Animation, más Disney Television Animation y los estudios Pixar. Así pues, el futuro de ambos es incierto: pueden desaparecer o convertirse en estudios de servicios de animación que trabajen sometidos a los proyectos de Disney o, si en todo caso se opta por mantenerlos activos a uno o a ambos como estudios de producción de proyectos originales habría que ver cómo se formularía la cohabitación: ¿sería manteniendo separados e independientes los equipos creativos de un modo parecido a la coexistencia de los equipos de Disney y Pixar? En todo caso, no es descartable que haya que esperar algunos despidos de personal.
¿Qué ocurrirá por otra parte con los proyectos de animación que 20th Century Fox y Blue Sky tenían previstos para el futuro? Es probable que aquellos que estén bastante avanzados puedan llegar a las pantallas, como es el caso de "Spies in Disguise" o "Nimona" o incluso la película basada en "Bob's Burguers" o "Ron's Gone Wrong", pero ¿qué pasará con aquellas de las que se desconoce incluso la previsión de estreno, como "Anubis", "Mutts", "Mr Men Little Miss", "The Littlest Bigfoot", "Zita the Spacegirl", "The Girl Who Drank the Moon", "Momotaro", "The Dam Keeper", "Puff, the Magic Dragon", la película de "Padre de Familia", "A Tale of Momentum & Inertia", "Escape from Hat", "With Kind Regards from Kindergarten" o "The Witch Boy"?
Otro aspecto de la adquisición en cuanto a animación se refiere supondrá inevitablemente ver secuelas de las franquicias de Fox o películas basadas en las mismas, y quizás hasta cameos de personajes de una franquicia a otra. ¿Quién no espera ver en la próxima película de Rompe Ralph a alguno de los personajes de las películas y series más conocidas de Fox? Quizás incluso hasta a la xenomorfa ponedora de huevos de Alien como nueva princesa Disney, como planteaba alguna broma en Twitter.
Asimismo, la incorporación al acervo de Disney de los Cuatro Fantásticos, Deadpool y los X-Men podrá suponer la producción de nuevas series o especiales de animación con la firma de la casa. Los fans de los superhéroes ya se están fregando las manos.
Sea como sea, quizás el futuro se parezca a lo que ya previeron los guionistas de Los Simpson, que ya predijeron la adquisición por parte de Disney en el episodio " “When You Dish Upon A Star" de noviembre de 1998 y también imaginaron a sus protagonistas transformados en versiones de personajes Disney en un gag del sofá de la temporada 27 creado por Eric Goldberg.
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