martes, 5 de diciembre de 2017

Entrevista a los animadores de "El Bosque de Haquivaqui"

"El Bosque de Haquivaqui" de Rasmus A. Sivertsen fue uno de los preestrenos destacados del certamen El Meu Primer Festival - Mi Primer Festival que se celebró recientemente en Barcelona y en Madrid, y que se extenderá a otras ciudades. Precisamente se alzó con el reconocimiento al Mejor Largometraje del certamen, donde pudimos entrevistar al director de animación de la película, Todor Iliev, que acudió para compartir con el público los secretos de la factura de la película.
Asimismo la distribuidora de la película en España, Pack Màgic, nos ofreció la posibilidad de entrevistar al animador César Díaz Meléndez, uno de los artistas españoles que estuvieron trabajando en la producción del largometraje, por lo que contamos con el lujo de poder compartir la visión sobre el mismo que hacen dos de los responsables de su animación. En todo caso, a efectos de no perder ningún aspecto de las entrevistas, se ha preferido conservar íntegro el contenido de ambas conversaciones y ofrecérloslas separadamente, puesto que mezclarlas podría haber obligado a eliminar algún detalle a efectos de asegurar un cuerpo unitario del discurso. Así pues, podéis encontrar a continuación la entrevista al director de animación Todor Iliev, y seguidamente las impresiones del gran animador español César Díaz Meléndez.



El artista búlgaro Todor Iliev ha liderado la animación de numerosas películas de animación en stop motion antes de participar como director de animación en "El Bosque de Haquivaqui", como "La máquina voladora" de Breakthru Films; "¡Piratas!", de los estudios Aardman; "Los Boxtrolls" de los estudios Laika; y "La Navidad de Solan y Ludwig" y "Solan & Ludwig – La gran carrera del queso", con los estudios Qvisten.

¿Cuál ha sido a grandes líneas tu cometido como director de animación?
Principalmente estar muy presente en varios estadios de la película desde el momento mismo de la preproducción, viendo cómo el diseño de los personajes y la construcción de los puppets y de los esqueletos podría afectar a la película o adecuarse mejor a nuestras necesidades (aunque muchos aspectos venían ya muy bien resueltos por la compañía que nos fabricó los muñecos). También por supuesto estar permanentemente en contacto con el director para ver cuáles son las ideas que él tiene sobre la película: específicamente, dado que se trata de una película familiar muy dirigida al público infantil, quisimos dar a los personajes un aspecto y una animación un poco 'cartoonianos', al estilo de Mickey o de Goofy de Disney, pero con el reto de que los puppets de la animación stop motion son más rígidos, debido a su propia estructura, que los personajes de los dibujos animados en 2D, a los que se les puede exigir toda la elasticidad que requiere el efecto squash-stretch u otros efectos típicos de la animación tradicional, por lo que tuvimos que concentrarnos en conseguir el aspecto cartoon mediante la actuación de los personajes.
Y finalmente seguir las animaciones que realizaban los animadores, asignarles los planos, transmitirles cuál era la visión del director, supervisar sus animaciones y motivarles.


¿Qué planos os plantearon mayores dificultades?
Planteaba un reto conseguir un equilibrio entre lo realista y lo 'cartooniano', porque tampoco queríamos una animación extremadamente 'cartoon', del tipo de la de Aardman. Y de hecho, algunos animadores, a la hora de plantearse los planos, venían con la experiencia de algunas de las poses típicas de Aardman, y nos sabía mal tenerles que decir que no, que no era realmente eso lo que queríamos.

A diferencia de otras producciones de animación donde se trabaja con personajes antropomórficos donde todos guardan la misma escala, en la película encontramos personajes de distinto tamaño, que van desde el alce o los osos hasta los pequeños ratoncillos. ¿Qué supuso este aspecto de la película?
Sí, efectivamente. Queríamos mantener las proporciones que los personajes tienen en los cuentos en los que se inspira la película y en cierto modo su realismo. Los diferentes tamaños son importantes al fin y al cabo para la historia, tanto para subrayar la amenaza que los depredadores pueden suponer para las presas como para poner de manifiesto las ventajas del pequeño tamaño de los ratones.
El caso es que no es fácil en animación stop motion trabajar con puppets de gran tamaño. De un lado sus articulaciones tienen que ir más reforzadas, y ello supone una dificultad más para superar su rigidez y obtener todas las posiciones que quieres para tu animación. Igualmente también afecta al nivel de la expresividad que se puede conseguir en los rostros de los personajes. Y también supone dificultades para la planificación del plano.

¿Cómo os afectó trabajar con un presupuesto limitado desde el punto de vista de la animación y la dirección de animación?
La mayor diferencia respecto de producciones con un presupuesto más abultado reside en el tiempo que efectivamente se puede dedicar a animar y afinar cada plano. Al tener que producir más rápido y en plazos más breves, se puede dedicar menos tiempo a preparar la animación mediante blockings por ejemplo, o a corregir o mejorar los planos una vez animados. Piensa que en Laika la producción de animación ronda un segundo por día, o incluso menos, mientras que en nuestro caso el objetivo era producir tres segundos de animación por día, y con un equipo más pequeño.

¿Cómo enfocásteis la interacción con el bosque en el que se mueven los personajes? En este sentido, el bosque aparece en muchas ocasiones más como un fondo que como un entorno que realmente reaccione al paso de sus habitantes.
De un lado las limitaciones presupuestarias no nos permitían hacer grandes filigranas con los fondos del bosque. De otro lado, el animador de stop motion prefiere que haya cuantas menos cosas por medio mejor a la hora de animar, porque cualquier añadido que pueda interferir con el personaje o personajes a animar es una complejidad más que hace más difícil y más cara la animación.
Además los planos se desarrollaron por capas que posteriormente se ensamblaban en postproducción, de manera que muchos de los elementos de los fondos, aún siendo físicamente reales porque se construyeron efectivamente para la película, no estaban realmente allí en el momento de animar al personaje en el plano, y en su lugar se utilizaba croma, para que hubiera el menor número de interferencias posible.

En la producción trabajaron varios artistas españoles, entre los cuales los animadores Marcos Valín y César Díaz Meléndez. ¿Cómo fue trabajar con ellos?
Sí, ha sido fantástico contar con todos ellos, y un lujo en el caso de Marcos y César, porque son animadores de primera línea. César es un animador al que prácticamente no le tienes que decir nada porque tiene clarísimo lo que tiene que hacer y cómo debe hacerlo y lo hace con una fluidez muy tranquilizadora.
Aunque el clima de Noruega es duro para un animador mediterráneo, ellos se encontraron bien y se integraron perfectamente. Les atrae la animación que se está haciendo en Noruega, aunque obviamente a todos les gustaría estar donde hay grandes nombres como en el caso de Wes Anderson. Y también se encuentran con una jornada laboral muy atractiva, de siete horas y media al día que no pueden excederse legalmente, con lo cual todos tenemos nuestro tiempo para hacer nuestras vidas, pensar, pasear o estar con la familia...

¿Cómo valoras la recepción de la película?
Realmente podemos estar muy contentos. La película obtuvo muy buena acogida en Noruega: conseguir alrededor de 500.000 espectadores en un país con una población de algo más de 5 millones de personas es un éxito. Y también hemos tenido un buen recorrido en Dinamarca, Finlandia y Suecia, donde la película gozó de una buena campaña de marketing y la distribución estuvo apoyada por el Nordisk Film & TV Fond. Afortunadamente las producciones del país pueden contar con ayudas que pueden cubrir hasta el 50% de los costes de producción y que se mantienen siempre que se demuestre que la película tiene un sentido y que ha ido bien o que puede tener una buena recepción.

"El Bosque de Haquivaqui" supone tu tercera participación en una película encabezada por Rasmus A. Sivertsen. ¿Prevés continuar ligado a los estudios Qvisten?
Realmente no existe una vinculación con el estudio, en la medida en que no existe un contrato fijo con la compañía, sino que se funciona en base a contratos de obra que duran lo que dura la producción. En todo caso, sí que es cierto que me encuentro a gusto trabajando con Rasmus Sivertsen. Ya trabajé en sus dos películas anteriores, y me gustaría que volviera a contar conmigo.



El animador español César Díaz Meléndez acumula una larga experiencia animando planos en stop motion en producciones de todo tipo, incluyendo películas muy conocidas de destacados estudios y directores.

Tu dilatada trayectoria profesional te ha permitido trabajar en multitud de proyectos distintos con directores y estudios muy diferentes entre sí. ¿Qué experiencias resaltarías de tus películas más emblemáticas, como "O Apostolo", "Frankenweenie", "Paranorman", "Anomalisa", "Ma Vie de Courgette", y la reciente "Isle of Dogs"?
"O Apostolo" fue mi despegue y el de muchos otros en el mundo de la animación stopmotion. Allí empecé casi desde cero a animar con muñecos. Gracias a todos los profesionales que fueron a Galicia a participar en la película y de los que tanto aprendimos.
En "Frankenweenie" fue un salto enorme el trabajar con Tim Burton, sin tener aún demasiada experiencia en este mundo. Y además del reto de conseguir un enorme nivel de calidad en la animación estaba el del idioma y el trabajar fuera de tu país. Allí descubrí que normalmente trabajas día a día con un director de animación, pero al director real se le ve poco por el estudio. Lo mismo pasó con Charlie Kaufman en "Anomalisa" o Wes Anderson en "Isle of Dogs". Aunque por supuesto son los que mandan, en la sombra. En este tipo de producción había un equipo de unas 200 personas. Con unos 18 animadores trabajando a la vez.
"Paranorman" fue para mi la experiencia más dura, en cuanto al nivel de animación que se exige en los estudios de Laika. Todo tiene que ser perfecto y como sabréis, a veces no se distingue si es stop motion o 3D. Es su sello. Pero el resultado es increíble y todo un reto. Merece la pena el esfuerzo.
En "Anomalisa" fue una sorpresa encontrarme con unos muñecos y un estilo de animación tan hiperrealista. Lo complicado fue animarlos como si fueran personas reales pero con un esqueleto casi todo de alambre donde movimientos mínimos eran realmente difíciles . Aunque lo parezca no hay nada de rotoscopia. Me gustó ver como la película, independiente y de bajo presupuesto, al menos al comienzo, junto al equipo y el estudio, se fue haciendo más y más grande durante el rodaje que duró unos 18 meses, hasta llegar a los Oscar y convertirse en una de las peliculas del año.
En "Ma vie de Courgette" ocurrió algo parecido al año siguiente. Lo mejor fue la conexión y complicidad entre todo el equipo. Las ganas, el empeño y la apuesta por una historia sencilla y de bajo presupuesto que nos cautivó a todos y donde se trabajó muy duro. Fue increíble ver el resultado final y la buena acogida que tuvo tras su estreno. Recuerdo que al conocer los muñecos, coloridos y cabezones, pensé que sería un estilo de animación cartoon, pero no. Otra vez realista!
En "Isle of Dogs" de Wes Anderson ha sido una experiencia alucinante también. Cada rodaje es totalmente diferente aunque muchos ya nos conozcamos, porque el mundo del stop motion no es muy amplio. Aunque no puedo hablar mucho sobre esto hasta su estreno en marzo, destacaría la forma de trabajar con el director, con el que tenemos un contacto diario aunque no esté físicamente en el estudio y cómo controla absolutamente cada pequeño detalle sobre muñecos, decorados, iluminación o animación, durante todo el rodaje.

Ya trabajaste con Rasmus A. Sivertsen en "Solan and Ludvig" y has repetido con "El Bosque de Haquivaqui" ¿qué es lo que te atrae de sus películas y qué te atrajo en concreto de esta?
La verdad es que la primera vez que trabajé con ellos me atrajo la idea de un proyecto de stop motion en Noruega, con unos personajes, allí míticos desde que protagonizaran la película de animación Grand Prix de los años 70, en un estudio y con un equipo pequeños, en un entorno alucinante. Luego descubrí la calidad de sus proyectos y lo que se puede hacer con un presupuesto ajustado, comparado con grandes producciones y de las que no tienen mucho que envidiar.
Lo que más me atrae es la sencillez de sus películas, la libertad creativa, y el poder conocer parte de su cultura reflejada en sus largometrajes. Que aunque están más orientados al público escandinavo, funcionan perfectamente en cualquier parte.
De Haquivaqui me atrajo que fuera algo diferente a lo que venía haciendo. Un musical, infantil, un estilo mas cartoon… Y sabía que el resultado final iba a ser bonito y divertido, conociendo sus trabajos anteriores y a un equipo de personas encantadoras.
Antes de empezar el rodaje, nos llevaron al teatro a ver la obra en la que está basada la película. Un cuento muy popular que conocen muchas generaciones desde hace 50 años.

¿Cómo determina tu trabajo una película de presupuesto ajustado como "El Bosque de Haquivaqui"?
Creo que después de participar en producciones como Haquivaqui valoro más el trabajar en proyectos más pequeños y personales. Es todo más humano y familiar, donde me siento mas involucrado. También se cuida mucho el detalle y la calidad pero se nota un amor y un cuidado especial en la pelicula, que en otras mas grandes parece algo mas mecánico o sin alma.

Todor Iliev define tu participación en la película como un lujo; según él no había que decirte prácticamente nada porque sabías perfectamente lo que había que hacer. ¿Cómo fue trabajar con Todor?
¡Qué halagador Todor! Lo conocí hace unos años en Polonia, trabajando como animador en el largometraje "The flying machine" y más tarde coincidimos animando en "Solan and Ludvig". Así que ya teníamos algo de confianza. Me gustó mucho que me diera bastante libertad a la hora de interpretar con los muñecos. Sin desviarme mucho de la personalidad de cada personaje, por supuesto. Pero también él sabía transmitir lo que quería en cada plano y lo que había que mejorar o corregir. Fue muy fácil trabajar con él.

Según Todor, uno de los aspectos destacados de la animación fue que se quiso dar a la actuación de los personajes un aire 'cartooniano'. Teniendo en cuenta que tus inicios te sitúan en la animación 2D, ¿te ayudó ello a conseguir ese aspecto de la animación?
La verdad es que el 2D lo tengo un poco olvidado, sólo lo utilizo cuando animo con arena. Y realmente me costó cambiar el chip y animar un estilo más cartoon, sobretodo porque en los últimos años, en todos los proyectos en que he trabajado se exigía un estilo de animación muy realista y con movimientos muy contenidos. Además en stop motion no siempre funciona todo lo que se aplica en 2D, como deformaciones, filajes, etc...a no ser que se prepare previamente, modificando los muñecos, que no son de plastilina, sino de látex con esqueletos de aluminio. Pero creo que se consiguió plasmar un estilo más exagerado y cartoon a pesar de las limitaciones.

Otro de los aspectos de la película fue trabajar con personajes con tamaños distintos entre sí, ¿qué supuso para ti?
Pues también fue un reto animar algunos personajes que eran bastante grandes y pesados. Alguno casi como un bebé humano; como los osos o los granjeros. Solo hacerlos caminar era una odisea cuando se sostenían con un solo pie. Y en contraste, los personajes muy pequeños como las ardillas, eran frágiles y con partes de su esqueleto de alambre, pero más manejables. Fue muy divertido. Algunos decorados eran enormes, a escala con los muñecos, una obra de arte.

Me imagino que trabajaste animando a varios de los personajes ¿con cuál de ellos disfrutaste más animando?
Sí, todos los animadores (éramos unos 7), trabajabamos con todos los personajes. Con el que más disfruté fue con el zorro. Por el carácter del personaje: era más expresivo y daba más juego que otros; y estaba muy bien construido, con el tamaño perfecto y muy manejable. Todas las caras de los muñecos llevan un sistema interno de alambres para poder animar los labios,cejas, mejillas, y en el zorro y ratones era perfecto. En otros como en los osos era más limitado y complicado conseguir algunas expresiones..


¿Qué plano te planteó mayores retos?
Sobre todo animar a los humanos, por su tamaño, y al perro, porque siempre es más complicado animar animales a cuatro patas o planos con muchos personajes a la vez. También algunas de las secuencias musicales donde bailan pues hay que sincronizar bien los movimientos con el ritmo de la música y las bocas con los diálogos.

En la película participaron varios artistas españoles además de ti ¿qué destacarías de ellos?
Destacaría que todos tienen muchísimo talento,cada uno en su campo. Marcos Valín y Carla Pereira como animadores, Sonia Iglesias y Oscar Rodriguez en la construcción de muñecos o Hugo Vieites y Angel Alansbury en la producción. Siempre mantuvimos mucha comunicación para mejorar aspectos de la animación o solucionar cualquier problema en los muñecos o con los decorados.
Ya hemos coincidido en varios proyectos junto con otros de la gran familia viajera del stop motion y sé que nos aprecian y que siempre damos un toque especial en cada película en la que nos involucran. Dentro y fuera del rodaje.

¿Hay alguien con quien no hayas trabajado todavía y con quien te gustaría hacerlo?
Pues me gustaría probar en Aardman porque, además de que sus cortos y películas fueron en parte lo que me animó a pasarme del 2D al stop motion, también he oído que hay muy buen ambiente de trabajo. Y me encantaría probar con su estilo de animación, mas cartoon y frenético. Aunque en realidad ahora mismo me atraen más los proyectos independientes y pequeños.

¿En qué proyecto andas metido ahora?
Estoy en un proyecto propio. Es un cortometraje de animación stop motion al aire libre. Rodado en el pueblo de mi abuela, en entornos naturales de Soria, animando un muñeco de arcilla y plastilina, interactuando con piedras, ramas, y todos los elementos que se encuentran en el campo. Un experimento de unos 9 minutos que me ha llevado casi 6 meses de rodaje, en solitario. Toda una aventura que he disfrutado mucho ¡pero donde también he sufrido de todo! Mucho calor, frío, lesiones y dolores, bichos..y la pena es el material de rodaje y transporte: Bicicleta, cámara, ordenador, tripode... ha quedado prácticamente para tirar. ¡Ha sido animación extrema!
Ahora estoy en proceso de edición y pensando en la música. Para el año que viene estará listo.


Por supuesto desde LOS DEL SOTANO estaremos esperando ver los resultados de ese proyecto en cuanto sea posible. Muchas gracias a ambos artistas por su disponibilidad.

Entradas relacionadas:
El Bosque de Haquivaqui (22 de noviembre 2017)

No hay comentarios:

Publicar un comentario