miércoles, 30 de noviembre de 2016

La animación a través de los ojos del productor: una tarde con Manuel Cristóbal

Manuel Cristóbal es una de las personalidades imprescindibles en la producción de animación española. Aunque se formó como director, ha sido precisamente en el campo de la producción en el que ha encontrado una clara vocación y el reconocimiento a nivel internacional, sumando ya cuatro Premios Goya a la Mejor Película de Animación a lo largo de su carrera. Convencido de la necesidad de comprometerse con el sector, Manuel Cristóbal es miembro de las juntas directivas de CARTOON, de la Academia Española de Cine y de DIBOOS, además de profesor de producción digital en la U-tad.

Se nos ocurren pocas personas mejores que él para conocer cómo se vive la profesión de productor desde dentro, algo que tuvimos la oportunidad de hacer en el taller “Dimensionando un largometraje de animación para el mercado internacional” que nos ofreció en Madrid con motivo de la última edición del Día Mundial de la Animación.

Sin reto no hay diversión
Cuando explica en qué consiste su trabajo, a Manuel Cristóbal le gusta recordar una cita de Walt Disney: “It’s kind of fun to do the impossible” (es divertido hacer lo imposible). Y es que, escuchándole, entendemos que una de las cosas bonitas de ser productor es el poder elegir proyectos en los que uno cree, que tienen algo especial, y hacerlos viables. Ello no siempre es fácil, sobre todo si se apuesta por historias poco convencionales y lenguajes originales. Pero cuando uno tiene ese pálpito merece la pena intentarlo. Qué mejor ejemplo que “Arrugas”, el largometraje de animación 2D dirigido al público adulto, proyecto insignia de Manuel Cristóbal, aplaudido internacionalmente.


La idea de hacer la película “Arrugas” nació cuando llegó a los oídos de Manuel Cristóbal el éxito que había tenido la novela gráfica homónima de Paco Roca. La lectura del libro y la reunión con su autor le sirvió para corroborar que detrás de aquella obra, que abordaba un tema inusual para el formato cómic como es la vejez y el Alzheimer, pero que había tenido tan buena acogida, había una gran historia. Una historia idónea para ser convertida en película de la mano de Ignacio Ferreras, “un director extraordinario y un gran narrador”, en palabras de Cristóbal, y para quien decidió comprar los derechos de la obra. Todo un acierto, ya que la cinta logró ganar los Premios a la Mejor Película de Animación y al Mejor Guión Adaptado en la edición de los Goya de 2011, además de obtener una distinción especial en el Festival de Annecy y ser nominada a la Mejor Película de Animación en los Premios del Cine Europeo en 2012, entre otras distinciones. No en vano, Manuel Cristóbal afirma que “Arrugas” es la película de la que más orgulloso se siente, no sólo por el reconocimiento que el proyecto ha recibido por parte de la crítica, sino por la clase de historia que hay detrás y por lo que ha significado para mucha gente que exista una película como ésta.

Pero, ¿cómo se saca adelante un largometraje de animación independiente como “Arrugas” en el mercado Internacional? Como el productor reconoce, “es una película difícil de vender, con una historia de drama muy dura”. Nada que ver con el cine de animación para público infantil que suele distribuirse y que, de partida, tiene más garantías de obtener resultados aceptables en taquilla. Y lo dice alguien con una sólida trayectoria como es Cristóbal, que antes de embarcase en este proyecto había sido Productor Ejecutivo de “El Bosque Animado” (2001, Dygra Films), primera película de animación por ordenador en Europa; había ocupado el cargo de Head of Development and Distribution de Zinkia, compañía responsable del desarrollo de la arrolladora serie ideada por Guillermo García Carsí “Pocoyó” (2005, Zinkia); y había sido Productor de la también ganadora de un Goya a la Mejor Película de Animación “El lince perdido” (2008, Kandor Graphics y Perro Verde Films).

Saber dimensionar
Y es que, como Manuel Cristóbal ejemplifica, “Si Tadeo Jones es fútbol, Arrugas es patinaje artístico”. Lo cierto es que todo tipo de cine tiene su lugar y su público, y es muy positivo que en el panorama de la animación podamos encontrar tanto una película como la otra. Lo que Cristóbal subraya es que lo importante, desde el punto de vista del productor, es saber dimensionar el proyecto. Una película como “Arrugas” se pudo hacer porque se le dotó del presupuesto adecuado teniendo en cuenta el recorrido que podría tener en festivales y salas y el público al que iba dirigida: su mercado, a fin de cuentas. Si desde el principio se hubiese condicionado su desarrollo a contar con un alto presupuesto, nunca habría visto la luz. Al fin y al cabo, buena parte del trabajo de un productor consiste en saber encontrar ese equilibrio entre lo artístico y la industria porque, en palabras de Cristóbal, “una película que sólo atiende a la industria no tiene alma, pero una que sólo se preocupa de lo artístico no sale adelante”.

La clave está en el contenido
“Another day of life” es otro ejemplo de cómo la animación puede ser vehículo para contar historias contundentes. Este proyecto parte de la iniciativa de una pequeña productora navarra, Kanaki Films, apoyada sobre los hombros de Raúl de la Fuente y Amaia Remírez, quienes han conseguido movilizar a un equipo de 250 personas para la producción de su primer largometraje de animación. Todo un desafío, si bien su experiencia en el mundo del documental y los reconocimientos que han logrado en este campo les avalaban a la hora de enfrentar una historia dramática como la que plantean aquí. Manuel Cristóbal se involucró en el que califica como “un gran proyecto” trabajando para ellos como Productor Ejecutivo durante sus dos primeros años de andadura.


Fascinados por el libro en el que el reportero Ryszard Kapuscinski recoge su experiencia en Angola al comienzo de la guerra civil que golpeó el país durante más de dos décadas, los jóvenes productores decidieron hacerse con los derechos de la obra. Gracias a su tenacidad, pero sobre todo a su visión para ver el potencial de este relato, lograron que los estudios polacos Platige Image se involucrasen en este proyecto, haciendo posible una película que podremos ver en 2017. A ellos se han sumado en calidad de coproductores Walking the Dog, Wüste Films, Animations Fabrik y Puppetworks Animation Studios. “¿Por qué unos estudios de esta envergadura, líderes en su país, se interesaron por esta propuesta?”, nos plantea Manuel Cristóbal, “Porque es el tipo de contenido que ellos quieren”. El productor afirma rotundamente que un contenido valioso es la clave de una gran película, además de un imán para el talento porque “los proyectos interesantes atraen a gente interesante”.

Reconocer un proyecto único
Especialmente trabajando en animación, Cristóbal incide en la importancia de elegir bien los proyectos en los que uno se embarca ya que “se trata de producciones muy largas, que pueden durar varios años”. Pero además, desde el punto de vista de un productor, es vital seleccionar un proyecto que sea único. Cuando le han preguntado por qué quería que “Arrugas” fuese una película de animación en lugar de rodarla con actores, él tenía clara su respuesta: “En imagen real es una película más; en animación es una película única”.

También hablando de originalidad, Manuel Cristóbal nos remite a uno de los proyectos con los que más se ha divertido: “Gritos en el pasillo” (2007, Producciones Bajo La Lluvia y Perro Verde Films). Los inusuales protagonistas de esta película de puppet animation, una historia de terror con tintes de comedia, son cacahuetes pintados. Desde luego, un recurso que hace del largometraje algo único y memorable y que dio mucho juego a la hora de promocionarlo. De hecho, “Gritos en el pasillo” fue innovadora también en su estrategia de lanzamiento, siendo la primera película española que se estrenó simultáneamente en todas las ventanas de distribución (cine, televisión, DVD y Video On Demand), lo que se conoce como “Day-and-Date Release”, además de hacerlo en varios países alrededor del mundo y en ocho idiomas.


Ese carácter de proyecto único, con identidad, es también un rasgo de “Buñuel en el laberinto de las tortugas”, que cuenta con Manuel Cristóbal como productor. De nuevo una apuesta por la animación para adultos con un argumento sólido y atractivo, lleno de matices. Cuando le llegó la propuesta de Glow de llevar a la pantalla la novela gráfica de Fermín Solís sobre el viaje de Buñuel a las Hurdes para rodar el documental “Tierra sin pan”, Manuel Cristóbal vio un gran potencial en la historia. Aunque inicialmente el responsable de la productora extremeña, José María Fernández de Vega, planteaba el proyecto como un corto, ambos concluyeron que allí había un largo. Salvador Simó fue el director elegido para esta película y, a raíz de este proyecto, los tres están constituyendo un nuevo estudio de animación: The Glow Animation Studios.


Del guión de esta película actualmente en pleno desarrollo y preproducción se hacen cargo Eligio Montero y Salvador Simó. Y es que el equipo nuclear de un proyecto de animación es fundamental. Como el propio Cristóbal señala: “Producir es en realidad un triunvirato en el que el productor, el director y el guionista dialogan sobre el proyecto. Es importante que un productor sepa elegir al director y al guionista adecuados, que no tienen por qué ser sus mejores amigos”. Cuando el engranaje funciona bien y el productor es capaz de definir responsabilidad y plazos, el proyecto lo nota. Al fin y al cabo, en la figura del productor recae la tarea de velar porque todo marche correctamente, desde el origen del proyecto hasta que éste llega a las pantallas. “Muchas veces tu trabajo como productor es ponerte en la puerta de la cocina y no dejar que nadie entre a molestar al cocinero”, apunta Cristóbal.

Habiendo visto lo que hasta ahora ha salido de esas cocinas y tras conocer algunos de los detalles de los proyectos que están por venir, podemos adivinar que lo próximo que nos proponga el productor nos va a seguir dejando muy buen sabor de boca.

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