Dirigida por Yasushi Kawamura (director CG de Digital Frontier), bajo la supervisión de Keiichi Sato como director jefe, a partir de un guión de Tsutomu Kuroiwa, "Gantz:O" adapta el arco Osaka del manga "Gantz" creado por Hiroya Oku. En resumen, la historia sigue al joven Kato, que tras resultar muerto por un apuñalamiento en el metro de Toquio, despierta en una habitación a la que son transferidas periódicamente personas que acaban de morir y donde una gran esfera oscura que responde al nombre de Gantz les provee de trajes especiales y armas avanzadas y les envía a enfrentarse a hordas de monstruos alienígenas que atacan periódicamente las ciudades de la Tierra; durante estas misiones, los participantes deben sobrevivir y vencer, y si son los mejores podrán obtener una recompensa.
El manga ya había sido adaptado para el largometraje en un par de películas de imagen real - "Gantz" y "Gantz 2: Perfect Answer" - dirigidas por Shinsuke Sato y estrenadas en enero y abril de 2011, y ya contaba con una serie de animé en 2D de 26 episodios producida por el estudio Gonzo y dirigida por Ichiro Itano. Sin embargo, la presente versión en cgi es probablemente la adaptación más fiel al trabajo de Hiroya Oku, tanto en cuanto al fondo como en relación al diseño de los personajes, donde Kato, Reika, Nishi, Sukuki, Anzu, el desaparecido Kurono y demás, guardan bastante semejanza con sus originales.
¡Ojo! No nos llevemos a engaño; la película tiene la misma complejidad y profundidad que la piscina de un liliputiense, y sin embargo puede resultar muy entretenida si se sabe ver como lo que es: una aventura con el ritmo frenético de un videojuego donde sus jugadores deberán enfrentarse a enemigos cada vez más poderosos, en violentas luchas durante las cuales acabarán revelando cada uno de ellos sus fortalezas y miserias. En este sentido, la película tiene el acierto de hacer concurrir en su argumento unos perfiles que encarnan perfectamente las principales actitudes personales que se desarrollan en el manga: habiendo perdido a su principal líder, Kurono, el resto de jugadores se encuentra asustado y presto a seguir el principio de 'sálvese quien pueda', mientras el recién llegado Kato aportará el sacrificio y la actitud heroica en un escenario donde los viejos luchadores, en este caso los del equipo de Osaka, representan el egoísmo, la soberbia y el querer ganar cueste lo que cueste. Igualmente, la decisión de empezar con la muerte de Kurono y de introducir a Kato como un recién llegado, es muy adecuada para acercar la película también a quienes no sean seguidores previos del manga, puesto que junto al novato protagonista irán descubriendo qué es lo que pasa en torno a Gantz a lo largo de una historia prácticamente autoconclusiva, aunque al final no todas las preguntas resulten respondidas.
El diseño visual constituye uno de los principales alicientes del largometraje, que sabe aprovechar toda la potencialidad de la CGI para trasladar a la pantalla de forma realista y detallada los escenarios y personajes de la obra gráfica de Hiroya Oku. El acierto reside en que se opta por un realismo no extremo, alejado de aquellas producciones en que los personajes casi parecen actores y actrices reales pero quedan delatados por un incómodo hieratismo y una extraña sensación de vacío en sus ojos; en el caso de "Gantz:O", en efecto, Kawamura optó por un diseño cercano a lo realista pero también similar a los diseños del manga, alcanzando un punto de fidelidad encomiable que el seguidor de los cómics sabrá apreciar.
En cuanto al movimiento, la película se realizó haciendo pleno uso del motion capture, con sistemas capaces de registrar la más mínima variación en la posición de los ojos o en la punta de un dedo, con lo que cabe hablar más de interpretación y de multitud de efectos visuales que de animación. En este caso, la animación queda relegada principalmente a la animación de objetos y a los ajustes del motion capture, como en el anecdótico balanceo de los atributos pectorales de Reika (en casos como estos, el sexismo de algunos dibujos animados japoneses se sigue haciendo palpablemente patente).
Lo mejor: estamos ante la mejor adaptación de los cómics originales a la pantalla de cine, tanto por historia como sobre todo por su espectacular diseño visual.
En contra: quedan sin responder algunas preguntas sobre las que se podía haber arrojado alguna respuesta, como el origen de los monstruos que asolan las ciudades o quién mueve los hilos en el juego de Gantz.
¡Ojo! No nos llevemos a engaño; la película tiene la misma complejidad y profundidad que la piscina de un liliputiense, y sin embargo puede resultar muy entretenida si se sabe ver como lo que es: una aventura con el ritmo frenético de un videojuego donde sus jugadores deberán enfrentarse a enemigos cada vez más poderosos, en violentas luchas durante las cuales acabarán revelando cada uno de ellos sus fortalezas y miserias. En este sentido, la película tiene el acierto de hacer concurrir en su argumento unos perfiles que encarnan perfectamente las principales actitudes personales que se desarrollan en el manga: habiendo perdido a su principal líder, Kurono, el resto de jugadores se encuentra asustado y presto a seguir el principio de 'sálvese quien pueda', mientras el recién llegado Kato aportará el sacrificio y la actitud heroica en un escenario donde los viejos luchadores, en este caso los del equipo de Osaka, representan el egoísmo, la soberbia y el querer ganar cueste lo que cueste. Igualmente, la decisión de empezar con la muerte de Kurono y de introducir a Kato como un recién llegado, es muy adecuada para acercar la película también a quienes no sean seguidores previos del manga, puesto que junto al novato protagonista irán descubriendo qué es lo que pasa en torno a Gantz a lo largo de una historia prácticamente autoconclusiva, aunque al final no todas las preguntas resulten respondidas.
El diseño visual constituye uno de los principales alicientes del largometraje, que sabe aprovechar toda la potencialidad de la CGI para trasladar a la pantalla de forma realista y detallada los escenarios y personajes de la obra gráfica de Hiroya Oku. El acierto reside en que se opta por un realismo no extremo, alejado de aquellas producciones en que los personajes casi parecen actores y actrices reales pero quedan delatados por un incómodo hieratismo y una extraña sensación de vacío en sus ojos; en el caso de "Gantz:O", en efecto, Kawamura optó por un diseño cercano a lo realista pero también similar a los diseños del manga, alcanzando un punto de fidelidad encomiable que el seguidor de los cómics sabrá apreciar.
En cuanto al movimiento, la película se realizó haciendo pleno uso del motion capture, con sistemas capaces de registrar la más mínima variación en la posición de los ojos o en la punta de un dedo, con lo que cabe hablar más de interpretación y de multitud de efectos visuales que de animación. En este caso, la animación queda relegada principalmente a la animación de objetos y a los ajustes del motion capture, como en el anecdótico balanceo de los atributos pectorales de Reika (en casos como estos, el sexismo de algunos dibujos animados japoneses se sigue haciendo palpablemente patente).
Lo mejor: estamos ante la mejor adaptación de los cómics originales a la pantalla de cine, tanto por historia como sobre todo por su espectacular diseño visual.
En contra: quedan sin responder algunas preguntas sobre las que se podía haber arrojado alguna respuesta, como el origen de los monstruos que asolan las ciudades o quién mueve los hilos en el juego de Gantz.
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