lunes, 25 de junio de 2018

Festival de Annecy 2018

Los pasados 11 al 16 de junio, Annecy volvió a acoger una nueva edición, la 42ª, del Féstival International du Cinéma d’Animation, el más veterano (58 años de antigüedad) y más importante de los de su género. Una vez más, los amantes de la animación del mundo entero se dieron cita en esta apacible población de los Alpes franceses para no solo disfrutar de buenas películas de animación, sino también para participar en las conferencias, seminarios, exposiciones y un sinfín de actos más en torno al cine "imagen por imagen" que ofrecían el Festival y su manifestación "hermana", el MIFA (Marché International du Film d’Animation).
Este año, el invitado especial era Brasil, país que si bien solo en tiempos recientes ha logrado que su producción de animación obtenga una notable repercusión internacional gracias a cintas como la nominada al Oscar O menino e o mundo (2013), de Alé Abreu, no menos cierto es que produjo su primer corto de animación hace exactamente un siglo. Una serie de proyecciones retrospectivas y una exposición rindieron así un merecido homenaje a los 100 años de animación carioca.
Como espejo de los movimientos que experimenta la animación a nivel global, en Annecy se ha podido percibir en varias de las producciones presentadas en la selección oficial del Festival una preocupación por exhibir temas de actualidad particularmente candentes, demostrando justamente con ello el valor el lenguaje de la animación para expresar temas maduros, a años luz de la imagen de los "dibujos animados" que todavía mantiene no poca gente como un entretenimiento puramente infantil e intrascendente.


Buena muestra de ello es el premio de este año al mejor largometraje, Funan, de Denis Do, coproducción entre Francia, Benelux y Camboya, y ambientada justamente en dicho país asiático, sobre la odisea de una mujer durante el régimen de los jmeres rojos. Otro largo muy esperado, The Breadwinnner, de Nora Twomey, el tercero producido por los prestigiosos estudios irlandeses Cartoon Saloon, exhibía una temática similar, al describir la dura vida de Parvana, una niña afgana, y de su humilde família durante el régimen talibán. The Breadwinnner se llevó dos galardones, el premio del jurado y el premio del público. En el apartado de cortometrajes, Bloeistraat 11, realizado en stop-motion por la belga Nienke Deutz, sobre dos amigas que experimenta la transición a la pubertad, ganó el premio al mejor corto; mientras que Weekends, del estadounidense Trevor Jiménez, realizado en animación tradicional 2D, trataba con sensibilidad el tema de los hijos de padres divorciados y los traumas que supone la custodia compartida, obteniendo igualmente el premio del jurado y el del público en dicho apartado.
Y por supuesto, Annecy volvió a convertirse en el “Hollywood de la animación” al acoger estrellas de primer orden como Michel Ocelot -que presentó en preestreno su nuevo largometraje, Dilili à Paris-, Peter Lord, Richard Williams, Mamoru Hosoda -cuyo emotivo largometraje Mirai no Minai participaba en competición-, Genndy Tartakovsky, Carlos Saldanha y un largo etcétera, destacando especialmente Brad Bird, que además de presentar también en preestreno Los Increíbles 2, recibió el premio Cristal D’Honneur por el conjunto de su carrera.
Solo nos queda esperar con ilusión la siguiente edición del festival, a celebrar del 10 al 15 de junio de 2019, que tendrá nada menos que Japón como invitado especial (de hecho, el Festival de Annecy de 1999 ya había estado dedicado especialmente a la animación nipona), lo cual sin duda ya constituye una buena excusa para no perdérselo. ¡Esperamos contarlo aquí mismo dentro de un año!

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