Es evidente que en los tiempos que nos ha tocado vivir, en que la autonomía de la mujer es indiscutible y se reniega de los príncipes azules, los cuentos más clásicos necesitan pasar por el filtro de la modernidad si no quieren verse olvidados. El caso es que ya Roald Dahl, uno de los grandes escritores de historias infantiles del siglo XX, reparó en la necesidad de revisar los célebres cuentos de hadas y creó los "Revolting Rhymes" (1982), una colección de poemas que, bajo el conocido humor negro del escritor, reinterpretaba seis cuentos tradicionales - La Cenicienta, Jack y las Judías Mágicas, Blancanieves y los Siete Enanitos, Ricitos de Oro, La Caperucita Roja y Los Tres Cerditos - actualizándolos y dándoles unos finales bastante distintos de los conocidos. El libro de Roald Dahl inspiraría este especial en 3D creado para la BBC que, dividido en dos partes, aúna cinco de las historias en una trama tan brillantemente urdida como fabulosamente animada, y que aún habiendo sido desarrollado para televisión, empequeñece a muchas de las producciones que han sido creadas para el cine.
Uno de los logros destacados de la adaptación dirigida por Jakob Schuh (El Grúfalo) y Jan Lachauer junto a Bin-Han To es el de haber conseguido de una forma muy ocurrente unir las cinco historias en dos tramas con un universo compartido en que los personajes coinciden e interactúan, respetando en todo momento los versos y los diálogos del escritor galés, y que a su vez están conectadas por un hilo conductor que une las dos partes del especial bajo el protagonismo de un lobo que es el tío de los feroces malvados de la Caperucita y de los tres cerditos. En efecto, en la primera parte del especial, la Caperucita y Blancanieves son dos amigas cuyas vidas corren en paralelo y cuyos destinos están llamados a reencontrarse después de coincidir con uno de los tres cerditos; y en la segunda parte, Jack es un niño enamorado de Cenicienta, aunque con pocas posibilidades de ganarse su corazón mientras su futuro no se encuentre mejor gracias a las judías mágicas y Cenicienta no haya conocido realmente la naturaleza del príncipe. En su papel de narrador de todas las historias se erige como incontestable protagonista el referido lobo, que movido por las ansias de venganza juega un papel determinante con una historia que funciona exquisitamente como nexo de unión y eje vertebrador de los cuentos y sume al espectador en un pegadizo interés que va escalando inexorablemente hasta el desenlace final, cuya moraleja - en el sentido de que siempre otro final, más humano, es posible - no puede estar más en sintonía con el espíritu de los poemas de Roal Dahl.
La relectura humanizada de los cuentos de hadas que hace el afamado escritor cobra, por otra parte, en el especial de animación una nueva dimensión al desarrollarse en buena parte en una ciudad y un tiempo que podrían perfectamente ser los nuestros, y al quedar además enriquecida con detalles de concienciación social que apuntan a temas como el empoderamiento de la mujer, la integración racial (dos de los enanitos del cuento de Blancanieves son de color), la crítica de la especulación y de ciertas prácticas bancarias, o lo que podría interpretarse como una aproximación a las relaciones amorosas no tradicionales.
Visualmente "Cuentos Revueltos" sorprende por lo cuidado de su tratamiento gráfico, mostrando un nivel de diseños, texturas, iluminación y cromatismo que podrían perfectamente tumbar a muchas de las producciones que han tenido el privilegio de acceder directamente a las pantallas de cine. En este apartado destaca en especial la creación de dos niveles de tratamiento visual: uno más realista para las escenas que se articulan en torno al narrador de las historias y el tiempo presente en la ciudad donde aquél se encuentra; y otro más plástico, más de puppet o marioneta, para las secuencias correspondientes a las historias "clásicas", cuyos paisajes se muestran también con un acabado más propio de las ilustraciones de los cuentos.
De hecho, el diseño de los personajes y la planificación de muchas de las escenas transmiten un profundo respeto hacia los dibujos de Quentin Blake, el ilustrador de los poemas de Roald Dahl. El espectador podrá ver planos que se han construido con el ánimo expreso de reproducir sus ilustraciones, como igualmente se han diseñado de forma muy parecida a sus dibujos los protagonistas de las historias, esos personajes tan cambiados respecto de su concepción original: una Blancanieves que no es morena sino rubia, una Caperucita que no es tan inocente, una Cenicienta que no es tan dulce o un cerdito que también es cerdo por sus actos.
Por último, pero no menos importante, resulta exquisita la animación de los personajes, caracterizada por unas actuaciones muy teatrales - muy shakesperianas - que a la vez que traducen magníficamente los sentimientos de cada uno a lo largo de las historias (impagables en este sentido la animación de la madrastra de Blancanieves, una señorona de rasgos y modos muy latinos, o la taimada y amenazante actitud del lobo feroz que hace de narrador de los cuentos), encajan como un guante todas las posibilidades que ofrece la animación en cuanto a exageración, expresionismo y carácter cómico.
Lo mejor: el acierto con que se integran cinco de las historias de Roald Dahl en torno a un eje que mantiene al espectador pendiente de la película hasta el final y con los ojos abiertos como platos.
En contra: uno se queda con ganas de ver cómo hubiera quedado también el cuento de Ricitos de Oro.
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me parecio muy bonito darnos a entender que si lees un cuento tienes muchas ideas e imaginaciones
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