jueves, 18 de agosto de 2016

Peter y el Dragón

En 1977 Disney estrenó un musical que mezclaba imagen real y animación tradicional titulado "Pete's Dragon" ("Pedro y el Dragón Elliot"), donde se narraban las aventuras de un joven huérfano que, huyendo de una familia adoptiva que le trataba como a un esclavo, encontraba protección en un gigantesco dragón llamado Elliott en un pequeño pueblo pesquero, donde vivirían felices con la familia responsable del faro hasta la llegada de un ambicioso doctor Terminus y de la antigua familia del chaval. Animada por las piezas musicales y la animación del simpático dragón, la película tenía un tono amable y emotivo, que recordaba en algunos aspectos a "Mary Poppins".
Inmersa en la vorágine de nuevas versiones que Disney está haciendo de sus clásicos, la película ha recibido un nuevo tratamiento que ha dado lugar a esta nueva "Pete's Dragon" ("Peter y el Dragón") de 2016, dirigida por David Lowery ("Pioneer", "En un Lugar sin Ley") sobre un guión del propio Lowery y Toby Halbrooks. Ahora bien, a diferencia de la relativamente reciente nueva versión de "El Libro de la Selva", por Jon Favreau, la película de David Lowery se aleja totalmente de la original en la que se inspira, conservando únicamente como rasgos comunes el título y la idea básica de la amistad entre un chico y un dragón; de este modo, la nueva versión se construye sobre una historia totalmente nueva y con nuevos personajes, donde se abandonan los números musicales y la simpatía de un dragón animado en 2D en favor de una historia dramática contada de forma que pueda llegar también a los más jóvenes de la sala y confrontarles catárquicamente a cuestiones como la pérdida con una trama simple, inocente y con mucha magia.


En esta ocasión la historia arranca con el señor Meacham (Robert Redford), un viejo tallador de madera, que fascina a los niños de la región con sus cuentos acerca de un feroz dragón que reside en lo más profundo de los bosques del Noroeste del Pacífico. Para su hija, Grace (Bryce Dallas Howard), que trabaja como guarda forestal, estas historias no son más que cuentos para niños… hasta que conoce a Peter (Oakes Fegley). Peter es un misterioso niño de 10 años que no tiene familia ni hogar, y que asegura que vive en el bosque con un gigante dragón verde llamado Eliott. Según las descripciones de Peter, Elliot parece extraordinariamente similar al dragón de las historias del señor Meacham. Con la ayuda de Natalie (Oona Laurence), una niña de 11 años cuyo padre, Jack (Wes Bentley), es dueño de la serrería local, Grace parte en busca de respuestas que determinen de dónde viene Peter, cuál es su verdadero hogar y cuál es la verdad acerca de ese dragón.
David Lowery articula una trama cuyo núcleo es extremadamente emotivo: se trata de que cada uno (más allá incluso del niño protagonista) sepa encontrar y reconocer a su propia familia. En torno a ello, la historia que sirve de envoltorio es una situación que ya ha sido llevada de una forma u otra al cine en varias ocasiones, donde un niño que ha perdido a su familia es criado y protegido en un ambiente salvaje cuyos habitantes son puestos en peligro cuando el adoptado redescubre el verdadero mundo al que pertenece, como es el caso de Tarzán o el mismo Mowgli, e incluso donde el que se hace amigo o protector del protagonista es un ser extraordinario y único que inevitablemente se verá perseguido una vez expuesto, como es el caso de E.T. el extraterrestre o King Kong (de hecho no faltan escenas que recuerdan a las mencionadas películas y especialmente uno espera encontrar a la criatura espacial de Steven Spielberg cuando aparecen unas bicicletas montadas por jovenzuelos cruzando la pantalla). En todo caso, el director tiene el acierto de contarlo todo de una forma amena, con un fuerte sentido de la aventura, y con una verosímil emotividad que se quiere y se sabe hacer accesible también al público infantil, verdadero receptor de la magia (brillante puesta en escena del accidente donde el protagonista pierde a sus padres, por ejemplo), si bien la simplicidad de la historia acabe perjudicando el desarrollo de fondo de algunos de los personajes, como es el caso manifiesto del personaje de Jack (Wes Bentley) y su hermano Gavin (Karl Urban), y también en cierta medida del Sr. Meacham (Robert Redford).


Desde el punto de vista visual y de animación destaca, respecto de la película original de 1977, el hecho de que el dragón Elliot no es ya un personaje de fantasía animado en 2D sino un dragón sumamente realista generado por ordenador. Los artistas de Weta Digital han sido los responsables de dar vida a un nuevo Elliot de aspecto perruno tanto en actitud como en cantidad de pelo (hasta 20 millones de pelos creados y animados uno por uno digitalmente) que tiene en común con el viejo dragón en 2D su color verde, una cresta rosada y su gran mandíbula, así como sus grandes estornudos y el hecho de que no habla. Precisamente por ello, todas las emociones del dragón son expresadas fantásticamente mediante la animación a través del acting y de la mirada, así como con la ayuda de un gran trabajo de texturización y efectos capaces de dar brillo y hasta lágrimas a sus enormes ojos digitales.
A diferencia de la reciente "El Libro de la Selva", donde todo excepto el niño protagonista ha sido generado por ordenador, "Peter y el Dragón" está rodada sobre fondos reales (tan solo algunos elementos del bosque han sido también generados virtualmente) y con multitud de actores de carne y hueso. Siendo así, se aprecia un gran trabajo a nivel de iluminación, texturas y efectos visuales por integrar al dragón en el realismo de la película y hacer que su existencia resulte creíble. Los resultados son geniales en escenas como las del vuelo o los juegos en el río donde Elliot chapotea junto a Peter, y son poquísimas las situaciones (como la de la cueva, donde hasta el fuego se ve que está animado por ordenador) en que la integración digital no acaba de funcionar.



En suma, Lowery ha sabido desnudar el original de 1977 (terrible visto con los ojos de hoy en día) hasta su esencia y le ha dado la seriedad que hoy necesitaba, construyendo a partir de lo básico una nueva aventura familiar de corte dramático cuya ternura y magia permanecerán en muchos de sus jóvenes espectadores.

Lo mejor: la recreación del dragón Elliot y la puesta al día de la historia de amistad entre éste y el joven Peter, despojada de la carrinclonería de la película original, donde sólo se salvaba la animación del dragón.
Lo peor: el poco bagaje y desarrollo de algunos de sus personajes, algunos de los cuales resultan totalmente innecesarios.

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