Cuando la tímida Anna se traslada a la orilla del mar a vivir con sus tíos, descubre una antigua mansión rodeada por pantanos, y allí se encuentra con la joven y misteriosa Marnie, una chica vital pero que también lleva su propia tristeza a cuestas. Las dos forman instantáneamente una conexión única y una amistad que viaja por los límites entre fantasía y realidad y, a medida que pasan los días, una atracción casi magnética conduce a Anna una y otra vez a la Casa Marsh. Así, comienza a reconstruir la historia que envuelve a su extraña nueva amiga.
"El Recuerdo de Marnie" es una producción de Studio Ghibli, Nippon Television Network, Dentsu, Hakuhodo DYMP, Walt Disney Japan, Mitsubishi, Toho y KDDI. Basada en la novela "Cuando Marnie estuvo allí" de Joan G. Robinson, desarrolla un guión de Keiko Niwa, Masashi Ando y el propio director: Hiromasa Yonebayashi, animador y director del estudio Ghibli (ya dirigió "Mei and the baby cat bus" del Museo Ghibli - 2002 - y "Arriety y el Mundo de los Diminutos", 2010), hasta que lo abandonó una vez finalizada la producción de "El Recuerdo de Marnie", a pesar de que era una de las opciones de futuro para suceder a Hayao Miyazaki en el estudio.
Yonebayashi recibió del productor Toshio Suzuki el encargo de convertir la novela de Joan G. Robinson en película, y nos ofrece esta joya maravillosamente ejecutada - que es la primera sin intervención de Hayao Miyazaki ni de Hisao Takahata - donde bajo el velo de los elementos sobrenaturales tan propios de la filmografía del maestro Miyazaki se pone en escena, con un desarrollo emotivo y sensible, una gran historia de amor y amistad donde se invita a superar los traumas propios de la adolescencia y de la pérdida y a entender la necesidad de hablar y expresar los sentimientos como medio para conseguirlo.
No se tarda en sospechar de la verdadera naturaleza de la misteriosa amiga de Anna, ni es la pretensión de la película mantenerla oculta hasta el final, sino que el valor de la historia reside en las palabras y los gestos que ambas amigas intercambian en sus encuentros, y finalmente en conocer la relación que existe entre ambas, por cuanto que es todo ello lo que conduce a la protagonista a aceptar y a entender su pérdida y a superarla.
En cuanto al aspecto visual y la animación, la película - bajo el estilo propio de Hayao Miyazaki - mantiene con creces el altísimo nivel de los largometrajes del estudio Ghibli, donde la atención al detalle es permanente tanto en los preciosos fondos como en los elementos en movimiento (a pocos estudios se le ocurriría añadir la breve animación de un cangrejo en una escena en que un pie se sumerge en el agua, o preocuparse por animar los minúsculos reflejos del sol en el mar) y la animación - supervisada por Masashi Ando (La Princesa Mononoke, El Viaje de Chihiro) - rica y generosa: no hay plano en que un personaje no esté actuando por muy lejos del centro de interés que se encuentre o no se muevan las hojas de los árboles o los tallos de hierba. En suma, es una delicia para un animador (y también para quien no lo es) contemplar y saborear todas y cada una de las escenas, donde también el acting está maravillosamente conseguido, como en esa secuencia del baile, donde la patosa Anna trata de seguir a su amiga y se forja una fuerte amistad.
El largometraje ha conseguido alzarse con un premio a la Mejor Película de Animación en los Festivales de Seattle y Toronto y ha sido nominada a los Asia Pacific Screen Awards y a los Oscar.
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