Regina Pessoa es una de las creadoras de cine de animación de autor más conocidas de Portugal. Poseedora de un estilo muy personal a caballo entre el dibujo y el grabado que desarrolló a partir de sus inicios en el estudio Filmógrafo de Abi Feijóo, sus historias - caracterizadas por los claroscuros y los personajes solitarios - le han granjeado el reconocimiento internacional. La autora fue invitada especial en Annecy el año pasado y en Animac durante la edición del año presente, donde presentó los tres cortometrajes que ha realizado hasta el momento: "A Noite" (1999), que fue creado con la técnica de animación grabada en yeso inspirándose en el ejemplo del realizador polaco Piotr Dumala; "Tragic Story with Happy Ending" (2005), grabado animado sobre papel; y "Kali the Little Vampire" (2012), realizado mediante animación digital.
Durante su visita al Festival de Animación de Lleida, donde dio una master class sobre sus trabajos, tuve el placer de contar con la autora para mantener una entrevista, que se reproduce a continuación:
Has sido invitada especial en dos festivales dedicados especialmente a la apreciación de la autoría femenina ¿Qué significa para ti este reconocimiento?
Es un honor, sobre todo teniendo en cuenta que lo que hago yo son cortos, y los cortos están siempre un poco marginados; la atención está en la industria, en los largos... Yo sigo haciendo cortos y siempre he estado habituada a que los cortos estén un poco ignorados, y el hecho de que se haya mostrado atención sobre mi trabajo ha resultado extraño pero también bueno.
El cortometraje es lo que yo elegí siempre como lo que me gusta hacer, y creo que es lo que da mejores resultados en animación. Tengo la convicción de que como la animación no es real, requiere desarrollar un tipo particular de atención cerebral, un esfuerzo mental para entrar en el lenguaje de la animación, y el lenguaje del corto se adapta bien a ese tipo de percepción; en un largo, yo a partir de cierto punto me desvinculo, porque requiere mucho tiempo haciendo ese esfuerzo mental y me satura. De otro lado, mi formación es de artista - nunca he estudiado animación - y lo que me gusta es invertir en la calidad artística de las imágenes, y eso se puede hacer en un corto, mientras que en un largo de animación es más difícil.
¿Cuál es tu punto de vista sobre la autoría femenina y el debate en torno a su reconocimiento?
Yo personalmente nunca he sentido ningún tipo de discriminación por ser mujer, tal vez por mi complicidad con Abi, con quien siempre hemos sido un equipo, un personaje compuesto de dos. Siento más discriminación por hacer cortos que por ser mujer, porque muchas veces la gente de la industria me pregunta con cierta condescendencia por qué me dedico a ello; y no es porque no tenga oportunidad de hacer otras cosas, sino verdaderamente porque me gusta.
Como mujer me veo ante todo como un ser humano y nunca pienso en los otros distinguiendo si se trata de un autor masculino o femenino. En cualquier caso, algunos de mis autores preferidos son mujeres.
En animación hay muchas mujeres autoras, sobre todo en cortometraje, donde existe una paridad casi del 50%. No pasa lo mismo en la industria: donde hay poder económico domina el hombre, como en todas las áreas, se trate de animación o no.
En relación a tus trabajos, tus cortos siempre han implicado un período de producción bastante largo..
Sí, no tengo la ambición de producir en cantidad sino en calidad artística, generando visuales elaborados, lo que me lleva tiempo. Pero es lo que me gusta. Y precisamente porque su producción lleva tanto tiempo, yo y mi compañero y productor intentamos siempre que el corto tenga vida, al menos durante un año más, después de su circuito de proyecciones, que a lo sumo suele durar dos años; para ello, normalmente hacemos siempre una exposición, publicaciones y productos asociados al corto.
Has mencionado a tu productor, que es Abi Feijóo, con quien has estado desde el inicio de tu carrera ¿Cómo recuerdas esa época?
Abi en Portugal es un poco como el pionero de la animación de autor; fue con él que la animación de autor en mi país empezó a tener expresión. También fue gracias a él que toda una generación de autores apareció, como fue mi caso: yo era estudiante de Bellas Artes y necesitaba un trabajo part-time para pagar mis estudios y conseguí un trabajo en su estudio en Porto. Con el tiempo Abi animaba a la gente a desarrollar sus ideas, y en mi caso fue una oportunidad fantástica que procuré aprovechar, pero enseguida surgieron las dificultades: me di cuenta de que mi formación era visual y no de escribir o crear historias, y durante un tiempo estuve un poco perdida intentando desarrollar ideas; y el consejo de Abi fue "no te preocupes en crear historias siguiendo la estructura clásica de principio-desarrollo-fin, puesto que eso te va a bloquear; piensa solamente en algo que sea fuerte para ti, porque sólo si es así vas a invertir en tus imágenes, vas a mostrar esa fuerza en tus imágenes, y de alguna forma la gente que vea esas imágenes la va a sentir también". Eso me tocó mucho y recordé que cuando era niña tenía miedo de la oscuridad que llegaba con la noche, y de ahí surgió mi primera película, y siempre he recordado en mis siguientes trabajos lo que Abi me dijo.
Después ocurrió que quien al inicio era solamente el director del estudio, finalmente se convirtió en mi pareja y estamos juntos desde hace más de veinte años, trabajando juntos y creando una complicidad que ha permitido que yo pueda desarrollar mis propias historias.
Tus trabajos son muy personales, muy alejados de lo que puede considerarse mainstream en animación, y con una elaboración muy artesanal.
No es fácil vivir de eso pero es una opción personal. Por mi formación me gusta el lado estético de las imágenes, la textura y los juegos de luz y sombra, y siempre he desarrollado estos aspectos en mis películas; aunque utilizando técnicas distintas en todas ellas, hay siempre una estética que la gente reconoce como mía.
Hasta hoy has desarrollado historias en torno a personajes solitarios, enmarcados en ambientes oscuros, ¿qué es lo que te atrae de este tipo de historias?
Bueno, yo he crecido en un pueblecito y mi familia era lo que hoy llamamos disfuncional; cuando eso ocurre en una comunidad pequeña, la diferencia se convierte en algo muy evidente y eso lo pasaba con mi familia: mi madre sufría esquizofrenia y resultaba un poco rara en la pequeña comunidad donde yo vivía. Yo y mi hermana, como hijas de esa mujer que era considerada rara, fuimos también consideradas diferentes, y eso marca la infancia. Eso crea también la sensación de soledad, y de ahí han surgido las historias de mi trilogía. De hecho no tenía intención al principio de hacer una trilogía, pero después de hacer dos historias me di cuenta de que había elementos comunes y que convendría hacer un tercer episodio para cerrar esa temática de la infancia y la diferencia y encontrar la paz.
Ahora que has cerrado pues una trilogía, ¿cómo van a ser tus próximos trabajos?
He cerrado un capítulo dedicado a mí, centrado en mis emociones y recuerdos de cuando era niña, y ahora estoy empezando otro capítulo que se va a centrar en lo que había en los demás. En este sentido, mi próxima película va a ser un homenaje a mi tío, que es muy importante para mí porque con él empecé a dibujar: dibujábamos de una forma muy original, ya que estábamos con pocos recursos en un pequeño pueblo pero mi tío tenía mucha creatividad, y lo que hacíamos era dibujar en las paredes; ahora seríamos considerados street artists (risas), pero entonces no lo sabíamos. Como no teníamos ni papel ni lápices dibujábamos con el carbón de la chimenea, haciendo grandes dibujos en las paredes de la casa de mi abuela. Era algo primitivo.
Bueno, la casa ha sido totalmente reconstruida y sólo quedan algunas fotos... Pero la película será un homenaje a eso y hay una secuencia que me gustaría animar dibujando en la pared.
Probablemente habrá que esperar unos años para ver el resultado del nuevo trabajo de Regina, pero seguro que la espera habrá valido la pena.
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