jueves, 1 de febrero de 2018

Cavernícola

Doce años después de haber presentado "Wallace y Gromit: La Maldición de las Verduras", la película que dirigió junto a Steve Box y que fue su segundo largometraje tras "Chicken Run: Evasión en la Granja" (2000), co-dirigida con Peter Lord, Nick Park encabeza el nuevo largometraje de Aardman, una compañía decana en la producción de animación en stop motion que nos ha hecho disfrutar con grandes trabajos desde los cortos de Morph, pasando por "Creature Comforts" y todos los títulos de "Wallace y Gromit" hasta "La Oveja Shaun", y que ha sido ejemplo e inspiración para numerosos estudios de animación. Nick Park ha asumido esta vez en solitario la dirección de la película, que además de presentar la novedad de estar dirigida por una sola persona es también una de las producciones más ambiciosas de los estudios, pero aún contando con muchos de los elementos que han hecho grandes los trabajos de la productora - como son la atención al detalle, la animación cuidada, el carácter artesano y el buen humor británico - "Cavernícola" es una bienintencionada película que no consigue estar a la altura de los anteriores títulos de Aardman.


La película deja evidente desde el mismo inicio de qué va a ir: en un lugar indeterminado cercano a  Manchester en pleno Nuevo Pleistoceno, hacia la hora de comer, un meteorito pone fin a la existencia de los dinosaurios (así como a un rendido homenaje a Ray Harryhausen) y deja un enorme cráter en cuyo centro se alza en medio de la nada - como el monolito de "2001: Odisea en el espacio" - una roca en forma de balón que sirve al hombre para crear la primera religión del mundo: el fútbol. El paso inexorable del tiempo nos lleva entonces a ese mismo lugar durante los últimos días de la Edad de Piedra, donde Dug y su mascota Cerdog viven y cazan conejos junto a su tribu de hombres y mujeres de las cavernas comandados por Jefe. Sin embargo, su paz se ve interrumpida repentinamente cuando su valle es invadido por un enemigo como nunca antes habían visto, encarnado en un ejército de hombres de la Edad de Bronce y mamuts acorazados dirigido por el pomposo y ambicioso regente Lord Nooth, que deseoso de explotar una mina de bronce obliga a los cavernícolas a huir y buscar refugio en los inhóspitos Páramos. Tras la dramática invasión, Dug se adentra en la intimidante ciudad de Edad de Bronce y acaba encontrándose en un gigantesco estadio, abarrotado por una estridente multitud, que al parecer está ahí para asistir a un espectáculo de culto: el juego llamado fútbol. Vislumbrando una oportunidad de recuperar su hogar como premio, Dug reta a Lord Nooth a que permita a su tribu enfrentarse al Real Bronzio, el imponente equipo local; si pierden, se enfrentan a una sentencia de por vida trabajando en las minas.


Según confesión de Nick Park, al director no le interesa propiamente el fútbol, pero lo vio como un terreno épico para contar la historia de un pequeño personaje que se alza para salvar a su tribu, y asimismo le atraía hacer un híbrido entre "Gladiator" (2000) y "Cuestión de Pelotas" (2004). Tampoco yo soy excesivamente forofo del fútbol, pero recuerdo muchos casos en que este deporte se ha usado fantásticamente en el cine para mostrar tanto la grandeza del héroe o del esfuerzo en equipo, como en el caso de "Evasión o Victoria" (1981), en la que también se inspira la presente película, como las miserias humanas (las envidias, la tiranía, el juego sucio..), como han hecho "The Damned United" (2009) o "Awaydays" (2009), cuando no ha sido para elaborar desatadas comedias. Sin embargo, el recurso al fútbol no aparece suficientemente justificado en el caso de "Cavernícola": básicamente el problema radica en que al partido de fútbol que ha de decidir el destino de los protagonistas se llega sin una gran historia detrás y con un buen número de personajes poco sólidos, con lo que el partido carece de la necesaria emoción que sí tenía, por ejemplo, el duelo de gladiadores en la película de Ridley Scott o el partido de fútbol en la cinta del gran John Huston, y en consecuencia arriesga a convertirse en ciertos tramos en uno de los más aburridos encuentros futbolísticos de la prehistoria. Entre otras cosas, la película no consigue hacer suficientemente visible si el partido de fútbol va a suponer, como esfuerzo en equipo, un mejora en la vida en la tribu, puesto que ésta ya vivía fantásticamente antes cazando conejos, que es lo único que sabemos de ella; ni tampoco sirve para contrastar las bondades o males de la edad de bronce frente a la edad de piedra, puesto que tampoco este aspecto se aprovecha mínimamente; y finalmente tampoco desarrolla un perfil interesante para buena parte de los personajes implicados, ni incluso cuando se presenta con muy buenas intenciones como reivindicación del deporte femenino. Aunque hay que hacer justicia resaltando la grandeza de personajes como Lord Nooth o su ave mensajera, que se adueña de las escenas en que interviene.


A "Cavernícola" le queda pues el recurso al fútbol como base para efectuar una parodia, y es aquí donde la película reúne el mayor número de aciertos, puesto que Nick Park cuenta con una larga experiencia en los estudios que han firmado algunos de los mejores ejemplos de humor británico en animación y en cine en general, y en este sentido no faltan desde luego en "Cavernícola" buenas ideas, elementos y escenas que en sí mismos son de diez, como un buen número de bromas visuales (como aquella que incluye a un pato gigante que es un innegable homenaje a "King Kong") y juegos de palabras (que ojalá no se pierdan en la traducción), risibles anacronismos que beben directamente de Los Picapiedra (entre los cuales, las pinzas cocodrilo, el escarabajo de afeitar o el primer castillo humano de la historia..), el fantástico recurso a los guiñoles que reproducen las repeticiones de la jugada - "los puppets siempre tienen razón" se hace decir en un inequívoco guiño a la animación stop motion -, o la genial ave mensajera, que repite e interpreta todo lo que ha oído y presenciado. Pero son genialidades que brillan en un todo que flojea en ciertos tramos, y que para ser una auténtica parodia, anda corta de mala leche.
Eso sí, el diseño de producción y la animación siguen evidenciando que la nueva película de Aardman ha salido de uno de los mejores estudios de animación en stop motion que existen en la actualidad. Se requeriría más de un visionado para apreciar todo el detalle y atención puestos en la recreación de cada uno de los escenarios en los que discurre la trama, desde los activos volcanes del Pleistoceno hasta cada uno de los rincones de la abigarrada ciudad de Edad de Bronce, donde abundan guiños y bromas visuales por doquier. Igualmente, las ligeras huellas que pueden observarse con atención en la superficie de los modelos son un testimonio palpable del trabajo artesano llevado a cabo por los artistas de los estudios tanto en el modelado manual y armado de las marionetas en plastilina como en su animación. Y sin que se note, la película ha incluido la integración de cgi en mayor proporción de la habitual, usándola por ejemplo para la simulación de las erupciones volcánicas o en la creación de multitudes del estadio de fútbol.
La extensa experiencia de Aardman se nota también en la ejecución de la animación, que demuestra tanto dominio del acting y de la expresividad como conocimiento del equilibrio y el peso, cualidades demostradas con maestría en la construcción de cada uno de los planos, donde se manifiesta un inteligente uso de la imagen negativa.


Igualmente hay que destacar la excelencia de la película en el apartado de las voces, donde destacan las interpretaciones de Eddie Redmayne y Maisie Williams, y en especial la de Tom Hiddleston, impagable en su dicción con acento francés que redondea magistralmente la recreación del egoísta, tramposo y pomposo Lord Nooth. Afortunadamente tuve el placer de poder ver la película en su versión original; dudo de que en la versión española, donde a alguien se le ha ocurrido poner a Chenoa y a Mario Vaquerizo doblando las interpretaciones de Williams y Hiddleston, se puedan acercar aquéllos al nivel demostrado por los actores originales.
En resumen pues, "Cavernícola" es una película con genialidades y tropiezos, lo cual es una lástima sabiendo todo el tiempo, esfuerzo y empeño que Nick Park ha puesto en el que ha sido su primer largometraje dirigido en solitario, pero conociendo su experiencia y utilizando símiles deportivos, estamos seguros de que va a haber revancha.

Lo mejor: el pájaro mensajero de la reina Oofifa, que reproduce tanto los sonidos como la actitud del remitente de sus mensajes, dando lugar a desternillantes situaciones.
En contra: el entrenamiento y el partido de fútbol sumen a la película en tramos hasta cierto punto tediosos.

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