Cuando vi de niño la película "Mary Poppins" (1964) de Robert Stevenson hubo una escena que me dejó razonablemente alucinado y que ha permanecido siempre en mi recuerdo: aquella en la que la mágica niñera y los niños se adentran con Bert en unos cuadros que hay dispuestos en el suelo y se pasean por su mundo; admito que siempre sentí envidia hacia semejante habilidad. Por ello me encontré plenamente satisfecho cuando el visionado de "Loving Vincent" en el pasado Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges me permitió gozar de una experiencia semejante. Que a nadie le quepa duda: la que constituye la primera película de cine pintada al óleo va a constituir seguramente una de las películas más sorprendentes que se podrán ver en las salas de proyección. Estad preparad@s para entrar en un cuadro cuyas pinceladas no se secan.
"Loving Vincent", cuyo título recoge la fórmula con la que el pintor Vincent van Gogh finalizaba las numerosas cartas dirigidas a su hermano Theo, es el primer largometraje de la realizadora Dorota Kobiela, co-escritora y co-directora del mismo junto a su esposo Hugh Welchman, fundador de BreakThru Films y ganador del Oscar por el corto" Peter and the Wolf". Para el que iba a ser su sexto corto animado, finalmente realizado como largometraje, Dorota se propuso combinar sus pasiones por la pintura y por el cine mediante la titánica tarea de ejecutar una película en torno a Vincent van Gogh cuyos fotogramas (más de 65000) resultaran a partir de lienzos pintados uno a uno al óleo por un equipo de 125 pintores que replicarían el estilo del célebre artista holandés y que permitirían que sus cuadros hablaran para indagar en los últimos años de vida de Van Gogh, muerto trágicamente a la edad de 37 años. En cualquier caso, la película no es un documental, o en todo caso huye del formato de documental clásico: a partir de la correspondencia intercambiada por el artista neerlandés con su hermano Theo y de las investigaciones en torno a su figura, los realizadores idean una trama cuasi detectivesca para hacer un esbozo de los últimos años en la vida de Van Gogh, estableciendo una suerte de investigación sobre las circunstancias de su misteriosa muerte que sirve también para hacer un homenaje a las pinturas de la mejor época del artista.
La historia de "Loving Vincent" empieza en verano de 1891, un año después de que el pintor apareciera en la pensión Ravoux de Auvers-sur-Oise con un balazo en el pecho que le provocó la muerte, dejando sin resolver la cuestión de si fue un suicidio o un homicidio. El joven Armand, hijo del cartero Joseph Roulin, con quien Van Gogh tuvo una estrecha amistad, recibe de su padre el encargo de entregar en mano en Paris una carta al hermano de su amigo, pero al no encontrar rastro de Theo, que murió poco tiempo después que su hermano, acude a Auvers - lugar donde la obra del pintor fue más productiva - para investigar sobre las circunstancias que rodearon la muerte del artista. Allí coincide con la gente con la que el artista tuvo un contacto regular al final de su vida: el doctor Gachet, su hija Marguerite Gachet, a la que pintó tres veces, y la hija del dueño de la posada en la que Van Gogh murió, Adeline Ravoux.
Desde luego resulta una forma inventiva de acercarse a la vida y obra del atormentado pintor, aunque finalmente no aporta a la cuestión objeto de investigación respuestas enteramente conclusivas y el hecho de desarrollarse en torno a la investigación sobre la muerte de Van Gogh, con la participación de personajes que estuvieron en la vida del artista en un momento en que éste se encuentra ya fallecido, puede despistar del verdadero objetivo de la película de explicar la vida de aquél y de dejar que sean sus obras las que hablen.
En cualquier caso sus obras hablan en la película, ¡sin duda que lo hacen! Lo mejor incontestablemente de la cinta de Kobiela y Welchman es la recreación de los cuadros de Van Gogh mediante la animación. Hasta 31 cuadros representados parcialmente y otros 94 con un aspecto muy cercano al original son la base de "Loving Vincent", cuyas escenas se combinan con algunos flashbacks en blanco y negro que reproducen el pasado del artista a modo de fotografías animadas. En sus personajes y sus entornos encontramos recreaciones de los numerosos retratos y pinturas de paisajes de aquella época del pintor, como "El Dormitorio en Arlés", los retratos del Dr. Paul Gachet y de su hija, de Louise Chevalier, de Père Tanguy, de Adeline Ravoux, de Joseph y Armand Roulin, o de personas como el Viejo y el Barquero, la pieza "Campo de Trigo con Cuervos", o "Campos en Cordeville", entre muchos otros.
La película fue inicialmente rodada con actores para después ser rotoscopiada mediante la pintura a mano por artistas profesionales de todo el mundo, y siguiendo el estilo del pintor homenajeado, en lienzos al óleo que han ido formando la película fotograma a fotograma. Este proceso de animación, que se ha construido de un modo parecido a la técnica del stop motion, integra deliciosamente las interpretaciones de los actores en los cuadros. Pero no sólo los actores se mueven, se animan, a través de los lienzos pintados y convertidos en fotograma, sino que lo hacen cada una de las pinceladas de los cuadros, obteniendo una de las películas más sorprendentes de los últimos tiempos. La magia de la película dota de vida a los cuadros de Van Gogh y en una experiencia maravillosa nos permite adentrarnos y vivir en ellos, al integrarlos en un volumen y un tiempo que explora cómo podrían ser en diferentes momentos del día, según diferentes condiciones atmosféricas o lo que había a lado y lado de lo que nos permite ver el cuadro.
No os dejéis perder esta experiencia, que es fruto de una tarea inmensa de amor al arte y al cine de animación y donde cada fotograma es por derecho propio una obra de arte.
Lo mejor: la forma en que las pinceladas de los cuadros de Vincent van Gogh adquieren vida a través de cada uno de los fotogramas de la película.
En contra: la trama distrae del verdadero protagonista de la película, que debiera ser Van Gogh y su obra.
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increible !!
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