A pesar de que los africanos no tuvieron nada que ver con el inicio de la Primera Guerra Mundial, el conflicto se trasladó al continente africano: un gran número de sus pobladores, hombres y mujeres, fueron obligados a ir a la guerra por los ejércitos de las potencias coloniales, abandonando sus tierras y cargando pertrechos y material, y muchos acabaron muertos o heridos y mutilados. Más de un millón de africanos fueron enrolados, algunos de manera voluntaria y la mayoría en condiciones de reclutamiento forzoso, en ejércitos en África y en Europa y alrededor de 150000 murieron en los enfrentamientos, mientras centenares de ellos fueron heridos o quedaron inválidos.
Esta realidad es la premisa sobre la que director y guionista construyen la fábula que se narra en "Adama", una película de NAIA Productions y Pipangaï Production (junto a France3 Cinéma y Albatros Productions) dirigida por Simon Rouby a partir de un guión de Julien Lilty: en ella se narra la historia de crecimiento moral y psicológico de un joven niño de doce años, llamado Adama, que decide abandonar la tranquila seguridad de su poblado, protegido por un anillo de acantilados, para ir tras su hermano mayor Samba, que se ha enrolado en el ejército; su búsqueda le llevará más allá de los mares hasta Francia y finalmente a la sangrienta batalla de Verdún de 1916.
Tras una introducción en que le imbuye del misticismo y el colorido del entorno local del protagonista, Simon Rouby confronta al espectador, junto al joven Adama, con la cruda y gris realidad de la sociedad industrializada y de sus guerras, cuyo sinsentido se hace patente cuando son las voces de un niño y de un loco las que aparecen como las más cargadas de razón, mientras atrás queda la inocencia de quienes viven con los ojos cerrados a la realidad que tienen tras los muros. Quizás por lo medido de una historia que se quiere que sea para toda la familia y fácil de seguir por los niños se puede echar en falta una mayor complejidad de los personajes y lo que les acontece en una sucesión de hechos que quizás conducen a Adama hasta su destino con cierta facilidad y desembocan en un final abierto a la interpretación del espectador.
Sin duda lo más interesante de la película, realizada con un presupuesto de tan solo 3 ó 4 millones de dólares, reside en el peculiar tratamiento gráfico de los personajes, en 3D, y los fondos en 2D. Construidos a partir del escaneado de las figuras en arcilla que en principio iban a servir sólo en la fase de preproducción, los personajes en 3D están revestidos con una textura pictórica muy bien integrada con el grafismo de los fondos, en los que también se funden en 2D, mínimamente animados o formando parte estática de las ilustraciones, los personajes de relleno y los animales que pueblan las escenas. De este modo, se diría que el 2D no está sometido al 3D, sino que éste sirve a aquél y le confiere el realismo necesario para contar una fábula basada en acontecimientos reales.
Por otra parte es patente un expreso estudio del color, que se aplica con luz y viveza a los fondos que rodean el tranquilo poblado de los protagonistas, mientras adquiere más oscuridad e incluso un realismo más marcado en las escenas de Francia y especialmente en las de guerra, donde se llegó a simular las explosiones con arena real.
La animación de los personajes está bien ejecutada y funciona satisfactoriamente, destacando especialmente cómo resaltan en pantalla frente a unos personajes de fondo que, animados mínimamente o en absoluto, como si fueran parte de una ilustración de libro, hacen de puente entre la tridimensionalidad de los protagonistas y la plasticidad pictórica de los fondos en que aquéllos se mueven.
Adama no es pues la típica película de animación que se sirve a un público familiar, pero es accesible a todos, construida sobre una historia sencilla con aires de fábula africana que pone de relieve la estupidez de la guerra bajo un manto gráfico personalísimo y muy bello en su conjunto. Muy recomendable.
Entradas relacionadas:
Tres producciones europeas que se estrenan en 2015 (28 de enero 2015)
Twittear
No hay comentarios:
Publicar un comentario