viernes, 24 de octubre de 2014

Un poco de historia: el primer largometraje de la animación española

Coincidiendo con el 60º aniversario de la producción de "Animal Farm", se ha anunciado una nueva publicación de la película en edición de lujo en forma de DVD y Blu-Ray, que saldrán al mercado el día 27 de octubre con la cinta restaurada y gran cantidad de extras. La adaptación de la novela homónima de George Orwell, terminada en 1954 por parte de la productora Halas and Batchelor, constituye el primer largometraje comercial de dibujos animados realizado en el Reino Unido, por lo que el aniversario constituye una perfecta excusa para revisar o ver por primera vez la magnífica cinta, que en su momento se estrenó a la sombra de las películas de Disney.


Nos permitiremos tomar el mencionado aniversario como excusa para hacernos la correspondiente pregunta: ¿Cuál fue el primer largometraje comercial de dibujos animados en España?
A pesar de que, ya desde 1906, Segundo de Chomón empezó a experimentar con la animación en sus cortometrajes, y que el primer cortometraje de dibujos animados realizado en España del que se tiene noticia fuera "El Toro Fenómeno" (1917) de Fernando Franco, editada por "Mosquito Films", no sería hasta 1943 en que comenzaría el rodaje del primer largometraje de dibujos animados, "Garbancito de la Mancha": con su cortometraje "El Capitán Tormentoso" (1942) bajo el brazo, el realizador valenciano Arturo Moreno había iniciado un peregrinaje por las productoras de la época a fin de venderlo, y así se encontró en Barcelona con el productor también valenciano José Mª Blay, que sin estar interesado en el corto (por ser poco rentable), le propuso realizar un largometraje de dibujos animados en color. Tras unos momentos de dudas, puesto que en plena postguerra no estaban a punto en España los elementos técnicos ni humanos para tal empresa, Moreno aceptaría la responsabilidad y montó un estudio en un edificio de dos plantas de la barriada barcelonesa de Vallcarca, al que dotaría de los medios técnicos necesarios (una truca y unos tableros de dibujo giratorios diseñados por el mismo Moreno). Con un plantel de 80 chicos y chicas, la mayoría de ellos noveles, se formaron dos plantillas, una para los trabajos de animación (60) y otra para dar color a los celuloides (20).
El guión elegido para la película se basaría en un cuento del poeta Julián Pemartín, escritor del Movimiento, titulado "Garbancito de la Mancha". A partir de ello Arturo Moreno se pondría manos a la obra creando gráficamente a los personajes descritos en la obra de Pemartín (Garbancito, su cabrita Peregrina, el gigante Caramanca, la bruja "Tía Pelocha", etc) y desarrollando los trabajos de storyboard. La producción discurriría entre varios contratiempos derivados de la Segunda Guerra Mundial, como la pérdida temporal de los celuloides por un bombardeo alemán y los temores de que los rollos enviados a revelar al Reino Unido sufrieran también algún bombardeo, y finalmente la película se estrenaría en el cine Fémina de Barcelona el día 23 de noviembre de 1945 y en el Palacio de la Música de Madrid el 13 de mayo de 1946. La producción resultó más cara (3.809.618 pesetas de la época) que una película de imagen real de aquel momento, pero todos los gastos se amortizaron sobradamente y "Garbancito de la Mancha" fue declarada de interés nacional y recibió el Premio del Sindicato Español del Espectáculo.


La historia se situaba en un pequeño pueblo castellano a las afueras del cual el huérfano Garbancito cuidaba a sus animales y trabajaba la huerta en una granja. Ahí los días de Garbancito transcurrían felices, levemente alterados por las gamberradas de los rufianes Pelanas, Manazas y Pajarón, hasta que un día sus amigos Chirili y Kiriki son secuestrados por el gigante Caramanca, y Garbancito decide salir en su ayuda. Finalmente Garbancito rescata a sus amigos de la guarida del gigante y de la bruja Pelocha con la ayuda de una espada mágica y la habilidad (regalo de las hadas) de convertirse en un pequeño garbanzo cuando es necesario y vuelve al pueblo convertido en un héroe.
El autor de la música de "Garbancito de la Mancha" fue el maestro Jacinto Guerrero, a pesar de las dudas de Moreno, que consideraba que siendo un magnífico compositor, el tipo de música de zarzuela en que estaba especializado no era el mejor para la película. Aquél sería impuesto por la productora y Moreno obtuvo como concesión la posibilidad de insertar una canción de Joaquín Bisbe, la canción de los gusanos, que fue de las mejores de la película. La grabación sonora se hizo en los estudios "La Voz de España" de Barcelona, cuyo equipo se trasladaría a la granja Cordellas de Cerdanyola del Vallès (entonces Sardañola), para grabar en vivo los sonidos propios de un corral con aves y otros animales.
Los personajes se dibujaron a plumilla con tinta china negra sobre los celuloides y se pintaban. Algunos fondos se realizaron en distintos planos que se movían a distintas velocidades para dar la ilusión de profundidad, en una versión de la cámara multi-plano utilizada por Disney, aunque técnicamente no era para nada comparable con las producciones norteamericanas, básicamente por las dificultades de no contar con la experiencia y medios de los estudios americanos, que ya llevaban años produciendo, y los problemas de la postguerra.
La crítica, sumamente elogiosa, pretendió en ocasiones dotar a la película de las ideas políticas del momento (curiosamente, "Animal Farm" de la que hemos empezando hablando, tampoco estuvo lejos del ideario político, puesto que fue financiada por la C.I.A. estadounidense para combatir la causa del comunismo durante la guerra fría), y aunque en realidad no las encarnaba como espíritu de la película, tampoco escapaba a ellas por el mismo momento en que fue realizada y por ser quien fue quien escribió el guión.
Arturo Moreno reconoció la influencia de las películas norteamericanas y especialmente de Disney, cuya sombra acompaña sobre todo la primera secuencia, que recuerda a las Silly Symphonies. Igualmente algunos observadores han destacado el extraordinario parecido con el estilo de Fleischer, a lo que el propio Moreno ha dicho al respecto que si en algo se le pareció sería sin querer, al pretender apartarse en algunos aspectos de la influencia de Disney, que él consideró su maestro.
No estaría mal que, aprovechando que nos acercamos al 70º aniversario de su estreno, se hiciera un lanzamiento editorial parecido al que se ha hecho para "Animal Farm", pero seguramente eso es mucho pedir; como mínimo, podríamos esperar que se proyecte en alguna televisión o festival de animación.


Para la redacción de este artículo han sido de gran ayuda las aportaciones a la historia de la animación española de José Mª Candel y María Manzanera.

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