Tras el éxito de "Astérix : la Residencia de los Dioses", el animador Louis Clichy y el guionista Alexandre Astier vuelven a dirigir una nueva película animada sobre las aventuras de los célebres personajes creados por René Goscinny y Albert Uderzo, si bien en esta ocasión, lejos de adaptar uno de los cómics del legendario dúo, se atreven con un guión original. El resultado es una película con mucho ritmo que plantea un divertido entretenimiento para el público familiar, mostrándose de nuevo muy fiel al estilo visual de las páginas protagonizadas por los aguerridos guerreros galos, aunque esta vez se pierde un poco la fidelidad al espíritu de las mismas al ceder protagonismo a un abanico demasiado amplio de personajes.
La historia comienza cuando trepando ágilmente entre árboles en busca de muérdago, el druida Panoramix sufre una caída que le hace reflexionar... Se ha torcido un tobillo, ¡pero podría haber sido peor! ¿Quién se encargaría de preparar la tan vital poción mágica que da fuerza sobrehumana a quien la prueba si él no pudiera hacerlo? Con Astérix y Obélix a su lado, aunque reacios a la idea de dar a conocer el secreto de la poción a un tercero, emprenderá una búsqueda por toda la Galia para encontrar un druida digno de conocer el secreto de la receta de la poción mágica, y asegurar así el futuro de su aldea. Poco se espera que durante su travesía deberá hacer frente a las maquinaciones del malvado druida Maléfix, un viejo conocido de Panorámix que hará todo lo que esté en su mano para hacerse con la ansiada fórmula, incluso si eso supone tener que aliarse con los históricos enemigos de los galos.
El ritmo con el que da inicio la película, amenizado con un animado estilo musical, es la norma en el desarrollo de un metraje que, como el título precedente, procura guardar y trasladar a la pantalla un respeto máximo a las aventuras en papel. No faltan en este sentido los festejos celebrados con carne de jabalí - criaturas que en esta ocasión se convierten en un nuevo personaje de la película -, las reyertas entre los habitantes del pueblo por cualquier motivo, ni desde luego las contundentes palizas a los ejércitos romanos, entre otros muchos detalles que constituyen homenajes a los cómics. El mismo respeto fiel queda patente también en el tratamiento visual, en el que los entornos y los personajes cuentan con texturas que replican con exactitud los colores y tonos de las páginas de cómic, y detalles como los contornos en los ojos o la animación prácticamente en 2D de elementos puntuales como el fuego refuerzan esa impresión de que la bande-dessinée ha saltado en 3D a la gran pantalla.
Por otra parte, el tono moderno y actual que subyace en el tratamiento de la historia se hace evidente en un discurso progresista que pone en valor el papel de la mujer en la sociedad. Es así que al grupo protagonista se une una joven aprendiz llamada Pectina que pondrá en cuestión el hecho de que en la comunidad de los druidas no se puedan aceptar mujeres; y del mismo modo, también serán las mujeres del pequeño pueblo galo las que deberán defender sus casas cuando los hombres las dejan al cargo al salir en busca de Panorámix, tan solo bajo la 'supervisión' del bardo Asurancetúrix. Valores avanzados pues, que contribuyen a hacer la película aún más recomendable para el público infantil.
Sin embargo, algo se pierde en esta película en comparación con la adaptación precedente de las aventuras de Astérix y Obélix, y es que este par de célebres personajes se encuentran prácticamente desaparecidos en una película en la que, a pesar de que el título está encabezado por el nombre del primero de ellos, el protagonismo se encuentra diluido entre un excesivo número de personajes. No es ya sólo que Panorámix se convierta en realidad en el verdadero protagonista de la historia, sino que en ella se quiere hacer sitio para la intervención de los piratas, un buen número de druidas, los romanos, y unos cuantos de los personajes galos junto al pérfido Maléfix y la despierta Pectina. Sin duda resulta un número excesivo, que hace echar en falta las intervenciones del dúo en principio titular.
De igual forma, la travesía a la que se ven arrastrados Panorámix y sus fieles protectores hace que el ritmo de la película decaiga en el tramo central, perdido en un recorrido por pueblos y gags dotados de mayor o menor grado humorístico, pero que interrumpen el devenir de la trama y descuidan aquel estilo narrativo presente en cualquier cómic de René Goscinny y Albert Uderzo, que ofrecían una pequeña aventura cada dos o cuatro páginas.
La película está producida por M6 Studio y de nuevo la animación corre a cargo de Mikros Animations, que demuestra otra vez una buena construcción de los fondos y un buen manejo de las tres dimensiones a la hora de dar vida a los personajes del irreductible pueblo galo con una animación que acierta sobradamente al trasponer a la pantalla lo que uno se espera al imaginar en movimiento a Astérix y compañía.
Otra vez, bravo. Así sí queremos ver más películas de Astérix y Obélix, aunque se agradecerá que el dúo retome el protagonismo perdido en esta aventura.
Lo mejor: el reencuentro con las memorables escenas de los galos y un tratamiento visual que acierta plenamente en el traslado de las páginas a la pantalla
En contra: Astérix y Obélix están prácticamente missing.
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