Bill Plympton es merecidamente uno de los animadores independientes más célebres de la escena internacional. Con un estilo personal e inconfundible que se ha forjado a lo largo de la realización de cerca de 40 cortometrajes y 7 largometrajes animados (junto a dos documentales y tres cintas de imagen real), el prolífico realizador estuvo a punto de llegar a la más reciente ceremonia de los Oscar por vía doble, como director del largometraje "Cheatin" y del cortometraje "Footprints", puesto que ambos fueron preseleccionados para los premios - aunque finalmente no pasaran a estar nominados. Sin embargo no ha sido la primera ocasión en que ha estado cerca de la estatuilla dorada, y tras ser nominado al Oscar en 1987 por su corto "Your Face", Plympton recibió la oferta de pasar a trabajar para Disney; oferta que rechazó sin dudarlo, fiel a su carácter de realizador celoso de su propio estilo e ideas, sobre las que nunca querría ceder la propiedad intelectual, y resistente a quedar limitado en una gran compañía cuya forma de animar no acaba de gustarle y donde sus historias de animación para un público adulto no encontrarían lugar. Hasta ahora, Bill Plympton ha animado en solitario fotograma a fotograma cada una de sus producciones, dibujando a mano en la mayoría de los casos y tejiendo un estilo inimitable siempre puesto al servicio de su peculiar sentido del humor. "Cheatin", la producción de la que tratamos hoy, es la muestra más reciente de ese personal estilo en forma de largometraje de animación, y posiblemente es su mejor película.
La historia de "Cheatin" se hila en torno a Jake y Ella, una pareja que se enamora perdidamente en una pista de autos de choque y cuya atracción mutua se mantiene inalterable, y a salvo de todas las mujeres que desearían compartir lecho con Jake, hasta que entra en el hogar la sospecha de la infidelidad por parte de Ella. A partir de ese momento, Jake se apartará de Ella y cederá a las tentaciones que le ofrecen su multitud de admiradoras, mientras Ella lucha entre el deseo de vengarse y la esperanza del reencuentro.
Toda la película se desarrolla sin palabras, únicamente a través de la narración visual y mediante la música dirigida por Nicole Renaud - con inclusión de composiciones de Verdi y Ravel - como único acompañamiento, y es así como cada uno de los fotogramas de la animación adquieren toda su grandiosidad. Es en efecto en la contemplación de la currada animación de cada uno de los planos, técnicamente perfectos, donde el espectador encuentra el verdadero placer de ver la película, más que en la historia misma, que es tan sencilla que por sí sola podría contarse posiblemente con menos metraje, si bien se encuentra consistentemente narrada. En la animación de Bill Plympton todas las líneas se mueven, haciendo evidente el trabajo artesanal de la animación a mano y el trazo del lápiz., y conforman personajes caricaturescos que a menudo se contorsionan, se retuercen o adquieren formas imposibles y que parece que danzan en la pantalla o se metamorfosean, en una culminación del estilo de dibujo del realizador. Por otra parte, para esta producción, Bill Plympton recrea la mezcla de tinta y acuarelas que ya utilizara como ilustrador en sus inicios, sacando en esta ocasión de las posibilidades que ofrece el coloreado digital mediante Photoshop.
El planteamiento independiente de Bill Plympton, con la consiguiente escasez de los medios presupuestarios y técnicos con los que cuentan los grandes estudios (de hecho, fue la primera película de Plympton en ser financiada a través de Kickstarter, con una notable acogida), impide al realizador la creación de planos con multitud de personajes en movimiento o la profusión de escenas repletas de animación, pero es esa misma dificultad la que fuerza la imaginación de Plympton hasta lograr planos realmente originales y bellas coreografías con los pocos medios de que dispone o salvar las carencias mediante el empleo de bien utilizados recursos visuales.
El humor también omnipresente en las producciones del realizador indie, conduce la historia de "Cheatin" a través de ocurrentes guiños en torno al amor y el sexo mostrados en la mayoría de ocasiones como gags visuales o situacionales que beben de la retorcida imaginación del autor, al que hay que perdonarle el recurso a ciertos estereotipos en la lucha de sexos que por otra parte son marca del autor y típicos del background retro en el que se inspiran. "Cheatin" no es una película para niños, sino una obra de arte a disfrutar por mayores que sepan apreciar la animación tradicional frente a la ingente oferta de las fábricas de animación digital y el inconfundible estilo y humor del experimentado Bill Plympton.
La película no ha sido estrenada en cines en nuestro país, pero puede verse como Video on Demand en Vimeo.
Twittear
No hay comentarios:
Publicar un comentario