lunes, 18 de diciembre de 2017

Se armó el Belén

Sony se atreve a retomar para el público del siglo XXI la tradición de presentar en torno a las fechas navideñas  historias con un marcado carácter religioso en torno a los acontecimientos que están en la fundación de aquellas fiestas, algo que el cine había ido gradualmente abandonando rindiéndose al sentimiento crecientemente agnóstico de muchos espectadores. Para ello, y con el objetivo de hacer la historia más accesible y atractiva para los niños y niñas, apuesta por contar los hechos que rodean la tradición de la Natividad desde el punto de vista de los animales que habrían estado presentes en aquel momento, logrando hilvanar una trama cuanto menos simpática que en cualquier caso no se plantea obtener de aquellos protagonistas no humanos todo el potencial que podrían haber desplegado.


En la película dirigida por Timothy Reckart un pequeño pero valiente burro llamado Bo aspira a una vida más allá de la piedra de moler en el molino del pueblo, y el día que encuentra la oportunidad de escapar junto a su amigo Dave, un palomo locuaz con altas aspiraciones, acaba refugiado en el hogar de José y de una María embarazada de poco tiempo. Cuando marchan a Belén perseguidos por los secuaces del malvado rey Herodes, Bo decide ir tras sus pasos con Dave y con Ruth, una amable oveja que ha perdido a su rebaño. Junto a tres chistosos camellos y algunos animales de establo algo excéntricos, Bo y sus nuevos amigos se convierten en héroes accidentales en la mayor historia jamás contada – la primera Navidad.
La opción por contar la historia de la Natividad desde el punto de vista de los animales, significativamente aquellos que suelen acompañar a la figura de Jesús en el pesebre, como son el asno y el buey, las ovejas y los camellos de los Reyes Magos (que en la película hablan con acento vasco, gallego y cubano), aporta sin duda originalidad y también buenas dosis de frescura y humor al relato bíblico, que de este modo gana atractivo para ser contado al público joven, que incluso encontrará en el rey Herodes y en el malvado secuaz que envía tras María los elementos necesarios para presenciar una aventura capaz de emocionarle. Sin embargo no se consigue exprimir esa original idea hasta el punto de lograr también una historia con el suficiente arrojo para hacerla también muy atractiva para el público adulto. De este modo, la película transcurre por senderos muy convencionales y no sabe ofrecer giros interesantes ni una caracterización de los animales suficiente para lograr que enganchen o importen. Sin negarle a Bo su atractivo resultón, como un personaje que pronto se ganará el corazón del espectador con su carácter charlatán, bonachón y valiente, falta en general para los demás animales, pero también en buena medida para el asno protagonista una historia sólida que les dote de una mínima esencia, y es que al fin y al cabo la película apuesta por mantener el peso de la historia en el viaje de María y José, y es realmente de allí de donde surgen los momentos más emotivos. Sin duda son para ello determinantes los instantes que ponen de relieve una cierta humanización de las figuras de María y José, como cuando la primera debe contarle al segundo las circunstancias de su embarazo y éste se ve sumido en unas razonables dudas, o cuando un malhumorado José encuentra numerosas dificultades en el camino o una María a punto de dar a luz se encuentra ante la imposibilidad de hacerlo en un lugar acogedor. En cualquier caso la tradición evangélica  y los aspectos religiosos siguen muy presentes en las canciones (poco novedosas) y en determinados pasajes de la película, y chocan en ocasiones con el buenrollismo y el carácter más ligero de otras secuencias protagonizadas por los animales.




El diseño de los personajes ofrece resultados irregulares: mientras que el de María y José consigue aportarles proximidad y realismo, gracias a la inexperiencia y la cercanía que evoca su juventud, y Bo es sin duda un personaje con gancho que en cualquier caso recuerda mucho al charlatán burro de Shrek, y también los camellos de los Reyes Magos son un hallazgo, al que evidentemente les falta metraje para hacerse valer; Dave no consigue por otro lado hacer la más mínima gracia pese a estar pensado claramente para ello y la oveja Ruth no encuentra en ningún momento su lugar en la película. Menos aún los personajes del establo.
En cualquier caso sí que se aprecia un diseño cuidado de los fondos y los emplazamientos donde transcurre la aventura de los protagonistas, convincente en su atractiva y colorista reconstrucción de Nazaret y Belén y en general de la vida en Galilea.
La animación se caracteriza por estar más cercana al slapstick y la payasada que al realismo sobre todo en cuanto a la actuación de los animales, a menudo enredados en situaciones que implican frecuentes persecuciones, caídas y barranquismo, pero también sabe ganar en emotividad y humanidad allí donde intervienen María y José. En cualquier caso no llega al nivel que ofrecen las películas de Pixar ni tampoco ofrece una personalidad diferenciada.

Lo mejor: la conseguida humanización de María y José, que se muestran despojados de su misticidad bíblica y en cambio, cercanos y de carne y hueso.
En contra: los animales protagonistas apenas ofrecen personalidades e historias capaces de enganchar al espectador.

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